Opinión

Divorcio a la andaluza

Juan Megino | Domingo 01 de febrero de 2015
En política, como en la vida, los matrimonios se pueden producir de dos maneras, por amor o por interés, difíciles los primeros y habituales los segundos.
El matrimonio en Andalucía entre PSOE e IU tras las últimas elecciones autonómicas del 2012, desbancando así al legítimo ganador en las urnas, el PP del Sr. Arenas, fue, evidentemente, por conveniencia e interés. Interés no para los andaluces y ahí está la escasísima producción legislativa (en casi 4 años tan sólo 2 Leyes y una de ellas tan controvertida como La Ley de Memoria histórica) sino exclusivamente para las propias formaciones políticas, que impidieron de ese modo, que la voluntad mayoritaria del pueblo andaluz no fuese respetada, y así haber podido disfrutar de la verdadera esencia de la Democracia, es decir, la alternancia en el Gobierno, máxime después de casi 35 años de régimen de la Junta.
Con la decisión de la Sra. Díaz, disolviendo el Parlamento y firmando el cese de los tres Consejeros de IU, para que en el mes de marzo los andaluces estemos votando un nuevo Parlamento, se ha consumado el enorme fracaso de ese matrimonio de conveniencia que, naturalmente, ha terminado en divorcio a la andaluza.
No respetar acuerdos legítimos entre Partidos es un fracaso. No agotar el tiempo de Legislatura es un fracaso. No alcanzar casi ningún objetivo programático es un fracaso. Visto desde fuera, la ruptura del pacto de Gobierno solo parece obedecer a intereses estratégicos, personales o de Partido, utilizando siempre de coartada a los andaluces, auténticos protagonistas de lo que suceda en adelante en nuestra Comunidad.
Con un presupuesto aprobado, la Sra. Díaz, podía haber completado perfectamente la Legislatura. Con un presupuesto aprobado, aunque hubiera adelantado las elecciones, podía haber mantenido a los tres Consejeros de IU, en cumplimiento de lo pactado, pero no, para el PSOE o para la Sra. Díaz, IU ha sido ese “tonto útil” que le ayudó a ganar tiempo, tapando la corrupción en Andalucía, no permitiendo verdaderas Comisiones de Investigación, como la de los ERE, auténtico “caballo de batalla” de IU en su programa electoral.
El matrimonio ha sido efímero y poco productivo, pero el futuro dirá sí con la propia IU o con otra fuerza de izquierdas, la Sra. Díaz o el PSOE, llegará a nuevas componendas, pese a la poca fiabilidad y el escaso respeto a lo pactado por parte de los socialistas.
IU no escarmienta. El pacto de Gobierno le salió mal en Almería y desde entonces recorre su especial “travesía del desierto”, y tampoco le ha funcionado en Andalucía. Como compensación, ha disfrutado durante varios años de lisonjas y prebendas para los líderes y correligionarios de esa formación política.

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