Opinión

Barómetro político

Juan Megino | Domingo 08 de febrero de 2015
En estos días en los que toda España está pendiente del barómetro meteorológico, con temperaturas y ambiente gélidos, que han producido un verdadero colapso en las carreteras del norte y centro de la península, lo que resulta realmente inaudito para un país moderno que se supone es España, los españoles hemos conocido la última encuesta del CIS en clave de elecciones generales.

Vaya por delante que considero a la Estadística una ciencia, pero basada en algunas variables, no siempre objetivas, porque no decimos la verdad, o nos la callamos, y ello pese a la dimensión y el universo del número de encuestados que, prácticamente, no deja margen de error, pero que, en mi opinión, lo tiene.

Pensar, como dice la encuesta, que en las próximas elecciones generales uno de cada cuatro ciudadanos va a votar a Podemos y que, en conjunto, el 55% de los españoles va a votar a formaciones de izquierdas, sinceramente yo no lo creo. La tradición democrática española nos dice que los españoles siempre hemos votado desde la prudencia. Sin embargo, no está en mi ánimo minimizar el efecto Podemos, ni lo voy a calificar de grupo friki, como algún gurú del PP lo definió en otro momento.

Bien es verdad, que la encuesta también dice que, en este momento, el 22 % del electorado no sabe a quién votar, es decir, que la gran incógnita de las próximas elecciones la constituye la abstención a la hora de acudir a las urnas.

Probablemente en este apartado “del no sabe no contesta” estará la clave de esa votación y de las que se anuncian a nivel autonómico y municipal.

Este es el momento de hacer pedagogía principalmente por parte de los grandes Partidos. Quizás por la facilidad de los mensajes o porque muchos ciudadanos reciben de Podemos aquellos que quieren oir, llegar a importantes capas de población les esté resultando realmente fácil y esto es lo que asusta a muchos. No asusta que cada ciudadano vote libremente a la opción que quiera, sino la simplicidad de los mensajes y de las soluciones, para problemas tremendamente complejos.
La encuesta última será científica y rigurosa en su elaboración, pero a mí me parece irreal, lo que no quita para que sea contemplada, no sólo como una foto del momento, sino como una tendencia que viene creciendo desde las elecciones europeas.
Aparte de poder conocer los comportamientos personales de los promotores e impulsores de Podemos, parece imprescindible desmontar, con suficientes argumentos, muchas o todas las falacias que vienen pregonando los últimos salvadores de la Patria, y ello en momentos en que la sociedad española empieza a vislumbrar un futuro mejor, que sólo puede llegar desde la estabilidad y la aportación de todos.