Opinión

No llores por mí, Andalucía

Jose Fernández | Jueves 26 de febrero de 2015


Contrariamente a lo que muchos podrían pensar, el famoso doctor Samuel Johnson (1709-1784) no alcanzó su popularidad por patentar el sistema que cambiaba el polvo por el brillo, sino por dejarnos una obra llena de talento y referencias pasto de la Wikipedia. De la validez de alguna de sus más conocidas frases, “El patriotismo es el último refugio de los canallas”, dio buena constancia la otra tarde en el Congreso una de las viejas glorias (quizás más de lo primero que de lo segundo) del socialismo andaluz, el diputado Manuel Pezzi, que literalmente se envolvió en la bandera andaluza como pintoresca respuesta a la descriptiva sucesión de fracasos (sanitarios, escolares, infraestructurales…) enumerados por el presidente Rajoy al referirse a la Junta de Andalucía durante su intervención.
De entrada hay que decir que un gesto así no es voluntario, sino que refleja la premeditada voluntad de hacer el payaso desde el escaño, pues nadie circula por ahí con una bandera bajo el brazo a no ser que vayas disfrazado de asta. Pero lo verdaderamente relevante es la utilización (a estas alturas) del postureo pueril del tremolado reivindicativo como paliativo mágico del amplio rosario de miserias que el régimen socialista andaluz ha procurado a los andaluces tras tres décadas de gobierno. Quizás el señor Pezzi pensó “Si agito la bandera, todo esto desaparecerá ante los ojos de la gente y nadie se atreverá a cuestionar mi gesto”. Pero pensara lo que pensara (en algunos casos hay suposiciones francamente atrevidas) la pantomima del señor Pezzi viene a confirmar que el principal logro de tres décadas de socialismo andaluz ha sido instaurar una suerte de peronismo a la bética consistente en identificar al partido-factoría con la patria ficticia.
Si con agitar la bandera se construyeran hospitales olvidados, se eliminaran las aulas portátiles o se terminasen las autovías, gustoso yo mismo agitaría banderas y banderines. Pero esto no es una cuestión de banderas o de patrias, sino de eficacia, seriedad y decencia.