Rafael M. Martos | Jueves 09 de abril de 2015
La madrastra de Blancanieves tuvo un chasco tremendo cuando el espejito-espejito le dijo que había otra más bella en el Reino, pero lo que la sacó de quicio fue descubrir que se trataba de Blancanieves, a la que creía muerta tras comerse la manzana envenenada que ella misma le había dado.
Almería se ha visto reflejada en un reportaje sobre la producción de tomates conducido por el televisivo cocinero Chicote, y no le ha gustado, pero en vez de analizar por qué ya no sale tan guapa y favorecida en el espejo, lo hace añicos contra el suelo.
Quedarse con la dosis de tendenciosidad que se aprecia en el reportaje es taparse los ojos ante una realidad que se expone y que, curiosamente, escuchamos cada día en esta misma Almería, a los agricultores.
¿Es cierto que el Poniente tiene muchos descampados donde se tiran de modo ilegal productos -principalmente tomate- en perfecto estado sencillamente por existir exceso de producción? La respuesta es sí, como lo es a la existencia de los vertederos controlados en los que se hace lo mismo.
¿Es cierto que los agricultores se quejan de que el negocio no es sólo menos rentable cada vez, si no que se han acostumbrado a convivir con las pérdidas?
¿Es cierto que la inmensa mayoría de los invernaderos son infraestructuras antiguas y en mal estado precisamente por la incapacidad económica para invertir en ellos?
¿Es cierto que la comercialización de la producción almeriense es muy mala, que los intermediarios son quienes controlan el negocio y quienes obtienen los grandes beneficios a costa del agricultor, de su sudor y de su riesgo económico?
Parece obvio que Almería se ha quedado atrás. Por un lado tiene a quienes producen mucho más y a precio más competitivo por el Sur, y por otro lado tiene al Norte a quienes comercializan mejor.
Almería no ha sabido adaptarse a esa nueva realidad que no es tan nueva, que lleva enseñando las orejas muchos años. Pero nada se ha avanzado en cambiar las cosas, en planificar al producción, en unificar o centralizar la oferta... todo se sigue haciendo como hace años, como hace muchos años, cuando Almería fue protagonista de su "milagro" de su "revolución".
Programas como el de Chicote deberían servir para corregir aquello que se está haciendo mal, aquello que no funciona, y entre otras cosas, para ser capaces de generar en el exterior una imagen positiva de la producción almeriense. De ahí el espantoso ridículo de lo que a día de hoy siguen siendo las "misiones comerciales" a Frutilogística y demás ferias similares... donde en vez de ir a vender, los aviones se llenan de políticos y corifeos que van a Berlín o a Madrid o a Florida, a darse premios entre ellos, a hacerse fotos degustando raf o mostrando los brillantes colores de los cherrys.
No hay nadie que trabaje por vender la imagen no ya de la agricultura almeriense, de la andaluza en general, y todo eso que se hace en el exterior en realidad tiene como objetivo llenar las páginas de los periódicos locales con bonitas imágenes de los que ya conocemos con lo que ya conocemos. ¿Alguien se ocupa de que los periódicos alemanes, suizos, belgas, franceses, austríacos... dediquen páginas a nuestros tomates? ¿alguien se ocupa de que haya reportajes en las televisiones extranjeras sobre nuestra producción ecológica, sobre el control fitosanitario que tiene? Pues me temo que no, y eso también lo dejó en evidencia el programa de Chicote, y ante eso se pueden hacer dos cosas, tirarle tomates al cocinero, o ponerse a trabajar.
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