Carlos Sánchez | Viernes 22 de mayo de 2015
‘Alea jacta est’ o, lo que es lo mismo, la suerte está echada. Anoche concluía la campaña electoral para las elecciones municipales de mañana, en las que nos hemos volcado para que todos nuestros vecinos conozcan las propuestas de Luis Rogelio para continuar transformando Almería. Y si hay algo que ha caracterizado estos quince días ha sido la cercanía a los ciudadanos, el puerta a puerta, el contacto directo, con pequeños actos, casi en un ambiente familiar, donde se respiraba confianza.
Desde el Partido Popular hemos realizado una campaña en positivo, intensa, pero con la ilusión y las ganas de seguir gestionando el Ayuntamiento de Almería porque estamos convencidos de que somos garantía de futuro. Muchas son las formaciones políticas que se presentan y muchas más las ocurrencias descabelladas de quienes saben que luego no van a poder cumplirlas, pero les da igual porque solo les importa ganar. Nosotros hemos apostado por la realidad, con propuestas atractivas, pero, sobre todo, realizables y presupuestadas, que es lo que hemos hecho todos estos años.
Ahora tienen la palabra los ciudadanos y, si me lo permiten, les pido que hagan un ejercicio de reflexión muy sencillo: cierren los ojos y recuerden su barrio hace diez años, piensen en los espacios culturales y deportivos que tenía Almería hace una década; rememoren los parques a los que llevaban a sus hijos o nietos y los espacios verdes que había. Después abran de nuevo los ojos, miren a su alrededor y juzguen el cambio que ha experimentado la ciudad. A continuación, voten.
Mañana nos jugamos mucho porque lo que votamos es la gestión más cercana, la de nuestro Ayuntamiento, donde se resuelven nuestros problemas más inmediatos. Por eso, es fundamental valorar la trayectoria de los candidatos que aspiran a gobernar, porque muchas de esas trayectorias no son lo que parecen. Almería se merece lo mejor y en su mano está elegir la senda del progreso, que está haciendo de nuestra ciudad un referente mediterráneo, o jugársela con experimentos o proyectos personalistas que no sabemos adónde nos llevarán. O, peor, sí lo sabemos.
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