Opinión

Votos para el cambio

Juan Megino | Domingo 14 de junio de 2015
Escribo mi columna habitual de los sábados sin conocer el resultado de los Pactos que, tras las elecciones municipales del pasado 24 de mayo, los Partidos se han visto obligados a negociar porque así lo hemos querido los ciudadanos.
Esto quiere decir que cuando los lectores de La Voz tengan delante de sus ojos su periódico habitual, se habrá consumado la constitución de la totalidad de los Ayuntamientos españoles.
Es evidente que para muchos votantes, el resultado de esas negociaciones habrá producido gobiernos municipales, en muchos casos, antinatura. Habrá algunos, los menos, en dónde con mayorías relativas, la Oposición habrá dejado gobernar a la Lista más votada, lo que tendría su lógica expresada en las urnas, de un cierto deseo de cambio: Les votamos y les dejamos gobernar pero, al no tener mayoría absoluta, estará obligado a pactar desde el Gobierno con la Oposición municipal, proyectos e iniciativas, en muchos casos, con una formación política y, en otros temas, con otra distinta.
Sin embargo, en la gran mayoría de los casos, se habrán producido Pactos para desalojar, dicen, al PP de las Instituciones, constituyendo mayorías artificiales, que aún siendo numéricamente legítimas y legales, tienen la enorme dificultad, al menos a priori, para alcanzar un programa común de gobierno, desde ideologías e iniciativas diversas, cuando no encontradas, por lo antinatural de esas componendas.
Interesadamente, los Partidos que así han logrado llegar al Gobierno, lo argumentan afirmando que así se respeta la voluntad popular de cambio. Falaz argumento porque ¿quién conoce la intención de cada ciudadano en el momento de depositar su voto en las urnas para arrogarse su representatividad? Los que así se manifiestan son auténticos ventajistas tratando de interpretar interesadamente lo que los ciudadanos pensamos.
A partir de hoy sábado, empezaremos a conocer los verdaderos objetivos de esas negociaciones y, espero, la letra pequeña de los Pactos, dónde no todos estarán pensados para el interés general de los vecinos, sin programas armónicos de Gobierno, sobre todo, en aquellos Pactos alcanzados con tres ó mas fuerzas políticas, repito, de ideologías y objetivos diferentes y distantes. Cuatro años tenemos por delante para comprobarlo que, para aquellos que entiendan que su voto ha sido mal administrado, seguro que se van a hacer muy largos, especialmente si pueblos y ciudades ven frenada su evolución y su progreso.
Ejemplo singular, por lo aberrante, es lo que haya podido suceder en el Ayuntamiento de Albox. Pero de esto ya opinaremos en otra oportunidad.