Luis Rogelio Rodríguez | Domingo 11 de octubre de 2015
El pasado jueves, durante su discurso tras la puesta en servicio de algo más de 10 kilómetros de autovía entre Castell de Ferro y Carchuna, para completar la conexión entre Almería y Málaga, Mariano Rajoy estuvo tajante: tras haber completado con éxito la esperado conexión por carretera entre Almería y Málaga, había llegado el momento de completar otros retos necesarios, como la conexión ferroviaria entre Almería y Murcia. En ese acto, que por muchos motivos podemos considerar histórico para nuestra provincia, había muchos almerienses orgullosos del trabajo del gobierno que preside Mariano Rajoy. Y estamos orgullosos de formar parte de un partido que sostiene a un gobierno que trabaja con seriedad, gestiona con rigor y da respuesta a las necesidades de los ciudadanos con eficacia. Podrán decir los agoreros de turno, que nunca faltan, lo que quieran de esta inauguración. Pero lo cierto es que el Gobierno de Rajoy ha hecho nueve veces más kilómetros en cuatro años que el Gobierno de Zapatero en ocho, y además con la dificultad añadida de licitar, contratar y pagar obras en plena crisis económica consecuencia de las irresponsabilidades socialistas. Y no ha sido una obra fácil. Además de las dificultades de la coyuntura económica ha habido que superar grandes dificultades por la complejidad orográfica que impone un terreno muy montañoso. Una orografía que ha obligado a construir viaductos y túneles, a realizar movimientos de siete millones de toneladas de tierra y piedra, a utilizar más de 6 millones de metros cúbicos en terraplenes, a ejecutar un paso superior y cinco más inferiores o a acometer hasta 39 obras de drenaje transversal para superar el laberinto de ramblas del territorio, zona de fuertes excorrentías con las lluvias. Todo ello ha convertido la obra en una de las más costosas de todas las ejecutadas en España y Europa en los últimos años. Recuerdo ahora las numerosas veces que los agoreros de siempre, generalmente miembros del PSOE, partido que no ha inaugurado ni va a poder inaugurar en un plazo razonable obras tan necesarias como el hospital materno infantil, decían que era imposible que la A-7 estuviera lista en otoño de 2015. Bueno, pues ya está en servicio: una hora y cuarenta minutos para llegar a Málaga. Los que negaban esta realidad son los mismos que ahora quieren hacer ruido con el AVE. Lo hemos dicho muchas veces y lo repetimos si es necesario: se entendió más práctico priorizar el esfuerzo inversor en una autovía, y así se ha hecho. Ahora es el momento de avanzar en otra etapa y completar el esfuerzo inversor en el AVE. Del mismo modo que hemos sido garantía de compromiso con la A-7, estoy seguro de que también lo seremos con el AVE.