Rafael Sanmartín | Domingo 21 de agosto de 2016
Rajoy no acepta que pueda haber otro candidato que no sea él. Como buen dictadorzuelo, "o yo, o el caos". Tampoco acepta las leves condiciones de Ciutadans. No quiere eliminar aforamientos -por lo que pudiera pasar- ni reformar la Ley electoral, pues si se reforma no volvería a alcanzar los 135 diputados, ni de lejos. Mantener el sistema actual es vital para el PP, en tanto lo es para las exigencias alemanas (disfrazada de U.E.) y los grandes capitales que deciden la política estatal y la internacional.
A Rajoy no le preocupa que al final pueda haber un acuerdo entre PSOE y Unidos Podemos; está convencido de que no se dará, pues nadie quiere ser responsable de haber firmado la sentencia que supone el tratado "de libre comercio" con Estados Unidos, que de libre tiene lo mismo que su comportamiento de democrático, pues impone en Europa las normas actualmente en vigor en USA. De ahí que los mastodontes ex-dirigentes del partido mal llamado "Obrero" y "Socialista", comprometidos hasta el cuello con la política capitalista-depredadora de la Trilateral, el _Club de Bilderberg y los llamados "mercados" financieros, intenten obligar al que fue su partido a ayudar a Rajoy a seguir (des)gobernando el cortijo.
Todo muy "coherente". Países oficialmente, en realidad falsamente más atrasados, ya habrían echado a estos políticos que no tienen pudor en empobrecer cada vez más a España, a cambio de servir fielmente a sus amos y de enriquecerse ellos particularmente.