Opinión

¿Será verdad?

Juan Megino | Lunes 17 de octubre de 2016
Cada vez estamos más cerca del 31 de octubre, fecha límite para la investidura de un nuevo Gobierno. De no lograrlo iremos obligadamente a unas terceras elecciones, habiendo alcanzado, entonces, un récord en la España democrática muy difícil de superar ó de igualar en el futuro. Bien es verdad que el bipartidismo del que España venía disfrutando desde la transición ha saltado hecho añicos por la irrupción de nuevas fuerzas políticas, una claramente rupturista, utópica y revolucionaria, y otra centrista, que con el paso de los meses y de la sucesivas elecciones, central o autonómicas, va perdiendo fuelle, hasta el punto de no ser determinante en estos momentos, precisamente por su tendencia a pactar con las fuerzas situadas a su derecha o a su izquierda, aparentemente con los mismos argumentos, pero nadie podía imaginar lo que iba a suceder.
La ruptura en el interior del PSOE, en donde pareció salir triunfadora la posición de los partidarios de una abstención para hacer posible el gobierno en minoría del PP, no se olvide el más votado en las elecciones del 15 J, ruptura escenificada con la creación de una Gestora presidida por un partidario de la colaboración( o al menos eso parece ), no acaba de consolidarse, a expensas de un próximo Comité Federal, donde definitivamente, dadas las fechas, han de definirse, sobre todo, si es cierto que no quieren una nuevas elecciones, como pregonan, auténtico suicidio para el PSOE, dividido y sin liderazgo aparente, situación siempre difícil de superar con tan solo varios meses por delante hasta el mes de diciembre, momento de esas hipotéticas terceras elecciones.
La celebración esta semana de la Fiesta de la Hispanidad y la subsiguiente recepción de los Reyes a la sociedad española, como es tradicional, parece haber mostrado un nuevo clima entre la clase política allí asistente. Periodistas, analistas, de distintas tendencias, parece haber detestado un nivel de distensión que inclina a un cierto optimismo sobre la posibilidad de algún tipo de acuerdo que facilite la investidura dentro de las fechas mencionadas. El Rey, en cualquier caso, tiene citados a los líderes de los distintos Partidos para los próximos días y de esas consultas debe salir obligadamente la propuesta para un nuevo candidato, que habrá de ser refrendado por el Congreso de los Diputados.
Seguramente, la racionalidad, el sentido de Estado de algunos y la objetividad con que se plantean los problemas inmediatos que tiene España, con los propios españoles (léase Presupuestos, Pensiones, Ley de estabilidad, Presupuestos autonómicos etc.) y con nuestros socios europeos, hace ineludible pensar que el buen sentido habrá llegado, por lo menos a 11 diputados, que con su abstención desbloqueen tan penosa situación de un Gobierno en funciones desde hace casi un año.
Después vendrá el problema de cómo gobernar con una minoría tan exigua, pero de esto ya habrá tiempo de escribir.
¿Será verdad lo que han detectado los politólogos? Ojalá. En cualquiera de los casos faltan pocos días para que lo sepamos.