Opinión

Agravios comparativos

Juan Megino | Lunes 03 de abril de 2017
Nunca, en mis tiempos de vida pública y de gestión municipal, se me ocurrió recurrir a los agravios comparativos para justificar la no consecución de determinados objetivos políticos, por importantes y necesarios que fueran desde una perspectiva partidista, pero que no se lograron alcanzar. Pese a ello yo no me puedo quejar y ahí están los Juegos Mediterráneos o la desaladora con fondos europeos, entre otras consecuciones, para corroborarlo.
Sin embargo, lo acontecido esta misma semana me incita a retractarme de aquella opinión ante la tozudez de la realidad. Hace unos días, el Sr. Rajoy, Presidente del Gobierno de España, ha anunciado ante los empresarios catalanes, inversiones en Cataluña en una cuantía de 4.200 millones de Euros hasta el años 2020, con el objetivo de completar y mejorar toda una serie de infraestructuras.
Para mayor abundamiento, esta noticia ha coincidido en el tiempo, con la visita de miembros de la Mesa del Ferrocarril a Bruselas (sorprendente la ausencia de representantes del PP ¿para no molestar al Jefe?) para denunciar la situación de este medio de transporte en nuestra provincia, por cierto, a años luz de las infraestructuras catalanas que tiene a sus 4 provincias unidas por AVE. Encomiable el trabajo de la Mesa en su denuncia de la situación, pero de Bruselas me temo que sólo traerán buenas palabras, denuncia de la pésima programación y redistribución de esas infraestructuras y el consejo de trasladar al Gobierno de España toda la poblemática, máxime teniendo próxima la visita del Ministro del ramo, para que sea tenida de una vez en los Presupuestos.
El Sr. Rajoy, en sus declaraciones en Cataluña, se ha comprometido en que habrá “igualdad de trato” para todas las Comunidades a la hora de la distribución de los recursos. Es natural esa promesa pero de imposible cumplimiento, algo que deberá verse en los presupuestos aprobados ayer por el Consejo de Ministros, pero con la incertidumbre de lo que pueda suceder con los mismos en su paso por el Congreso, por las exigencias de C´s, PNV y los diputados canarios, cuyos votos son absolutamente necesarios para alcanzar la mayoría suficiente. La “tarta” no es tan grande y todos querrán llevarse el trozo más grande para sus intereses políticos.
Por razones políticas, como parece ahora, o por paisanaje o presión ciudadana, determinadas zonas han sabido beneficiarse. Almería nunca tuvo suerte en este sentido y eso hay que ponerlo en el debe de todos, políticos y ciudadanos.
Es indudable que Sevilla mejoró extraordinariamente con Felipe González (léase AVE o EXPO), Rodríguez Zapatero impulsó inversiones en su región, que luego se ha demostrado ruinosas (léase Aeropuerto de Valladolid) y el gallego Sr. Rajoy, junto a su anterior ministra de Fomento, también gallega, han realizado cuantiosas inversiones en Galicia, que, seguramente, serían necesarias pero no más que las nuestras.
Demostrados están los beneficios sociales y económicos que la mejora en nuestras infraestructuras traerá para Almería, por ello los Gobiernos debieran actuar con criterios mucho más objetivos, de solidaridad y de justicia distributiva, tratando de corregir insuficiencias históricas.
La realidad muestra con hechos concretos lo equivocado de mis planteamientos respecto a los agravios comparativos. Ojalá el tiempo demuestre todo lo contrario y la oportunidad la tienen ahora por delante los Gobiernos de España y Andalucía. Almería lo trabaja, lo necesita y lo merece. Perder más oportunidades no solamente retrasaría nuestra convergencia con otras Comunidades, sino que lo hará incluso con nuestros vecinos.