Opinión

En qué ha cambiado el PP

Rafael M. Martos | Domingo 03 de abril de 2022

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Después de una crisis que, como bien dijo Isabel Díaz Ayuso, nunca debió producirse, pero que solo ella misma con su mecanismo provocó, el Partido Popular ha cerrado su Congreso Extraordinario entronizando como presidente al gallego Alberto Núñez Feijóo.

Pero la pregunta que se hace la ciudadanía, tanto los simpatizantes como los no simpatizantes, los votantes como los no votantes, es en qué ha cambiado el Partido Popular desde este fin de semana respecto al de hace dos meses. Y la respuesta es muy sencilla: en nada.

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Los discursos del nuevo presidente podrían haber sido realizados en su integridad por Pablo Casado, porque el mensaje es exactamente el mismo en todos sus términos.

El Partido Popular tiene voluntad de proyecto de centro-derecha y abierto para generar una mayoría de cambio que sea alternativa real al actual Gobierno, un proyecto que no quiere depender de otras opciones políticas, un proyecto que marca su espacio estableciendo diferencias no solo respecto a la izquierda, también respecto a la ultraderecha, un proyecto extremadamente crítico con La Moncloa, pero que apuesta por establecer pactos de Estado sobre asuntos especialmente sensibles.

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Podría seguir enumerando, pero correría el riesgo de transcribir las palabras de Núñez Feijóo, y no es cuestión, pero valga para confirmar que todo lo que dijo podría ser suscrito con idénticas palabras por Casado. ¿Entonces, en qué ha cambiado el PP?

El PP solo ha cambiado en la cara de la persona que lo lidera, y tal vez –será lo que iremos viendo- en la estrategia para lograr la victoria ante el PSOE cuando llegue el momento.

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Núñez Feijóo no es más centrista ni más de derechas que Casado, y lo interesante ahora es saber cómo resolverá algunas de las cuestiones que tenía pendientes el relevado presidente, algunas de las cuales han propiciado el relevo.

Una de ellas es la relación con Vox. Casado renegaba de ellos porque su objetivo era hacerse con el electorado de Ciudadanos, y lo ha ido logrando, porque como puede observarse, el PP crecía mientras el otro se debilitaba, sin que el PSOE aprovechase nada de esa debacle.

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Vox también ha ido creciendo, pero está por ver si son todo exvotantes del PP, abstencionistas, o de Ciudadanos. Más allá de la cuestión ideológica -que no es poco- está la estrategia, y tendrán que pensar si les interesa más renegar de ellos, aún a riesgo de perder gobiernos, e incluso de victimizarlos y que se crezcan, o lo contrario, integrarlos en gobiernos, que podría acabar con ese mismo resultado, darles relevancia y crecerlos. No es sencilla la decisión, y como muestra la relación del PSOE con Podemos.

El hecho es que con Casado el PP, tras un periodo de incertidumbre, se ha colocado el primero en las encuestas y ha ganado elecciones y gobiernos aunque no siempre haya sido con magníficos resultados, y ahora comienza la era Núñez Feijóo, y lo hace con un pacto con Vox en Castilla y León, aunque técnicamente no le corresponda a él la autoría, pero más pronto que tarde habrá elecciones en Andalucía, y si como apuntan los sondeos, Juanma Moreno precisa de la ultraderecha para ser investido y gobernar, habrá que ver qué deciden y cómo afecta a su propio futuro como candidato a inquilino de La Moncloa. ¿Los votantes del PP de Feijóo le harían presidente tras meter a Vox en los gobiernos murciano, castellano-leonés y andaluz? Probablemente dependerá de qué haga Vox en ellos, o dicho de otro modo, de qué les deje hacer el PP.

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Pero hay más. Cuando Pedro Sánchez, en su tónica habitual, rechace todos los pactos que le proponga el PP, y siga en la actual deriva, que no es otra que la de ir a la deriva, habrá que ver si Núñez Feijóo le juega desde el centro o desde la derecha.

Incluso habrá que ver qué hace con Díaz Ayuso si la Justicia se le echa encima por el contrato que en un error inmenso, ella misma aireó con el único fin de dejar tuerto a Casado aunque ella se quedara ciega. Y lo mismo cabría decir con el recientemente conocido caso del Ayuntamiento de Madrid. ¿Qué hará Núñez Feijóo si ambos siguen adelante?

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A lo que asistimos por tanto, no es una refundación del PP como algunos han sostenido, porque el PP no ha cambiado ni modificado mínimamente sus principios o ideología, simplemente –y no es poco- ha cambiado de liderazgo para dar respuesta a unos retos que no son nuevos ni tienen una respuesta fácil.


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