Les cuento algo que no es un secreto: No me gustan las ferias. No me gusta ninguna feria porque no entiendo la diversión como una obligación, y eso es lo que son. No entiendo el placer de tomarse una cerveza entre empujones y malos olores, bajo un sol de justicia y con un insoportable ruido al que llaman música martillando mis oídos, cuando cualquier día del año se puede hacer eso mismo en condiciones óptimas, pero sí, ya sé… no es feria. Y tomar eso mismo en una caseta con todas las comodidades, elimina las características de la feria, y entonces, igual, carece de sentido.
Y ahora les cuento algo que tampoco es secreto: Las ferias son el lugar idóneo para lucir las vanidades de los políticos, y más cuando es la última gran cita de este tipo antes de unas elecciones municipales.
Son días -qué les voy a contar que no sepan- de entrevistas por doquier, porque tanto esos políticos, como los periodistas, tenemos en la feria un lugar de trabajo, pero cuanto menos lo parezca, mejor lo estamos haciendo (o lo están haciendo los compañeros que se encargan de ello). Y cada feria tiene su propia serpiente de verano, su tema estrella, su pregunta reiterada en todas las citas informativas, en todos los medios, en todos los comentarios periodísticos… pero les aseguro que este año aún no sé cuál es, quizá porque la veo muy de lejos.
Lo que sí es cierto, es que dada la proximidad electoral, lo lógico es que empecemos a visibilizar quienes serán los candidatos, pero la cosa anda complicada y revuelta en todos los partidos políticos, y eso nos permite especular con cada palabra o cada gesto, lo que nos da una vidilla inmensa a los periodistas.
Si empezamos por el PP, lo lógico es pensar que será María Vázquez la candidata a la Alcaldía, y que la campaña de promoción ya ha empezado. Pero… a estas alturas sigue siendo alcaldesa “en funciones” cuando podría haber sido ya elegida por el plenario, igual que Manolo Guzmán podría haber dejado ya su acta de concejal y de diputado provincial. No ha pasado ninguna de las dos cosas.
Es decir, una vez hecho público de modo oficial por el PP que ella será la alcaldesa, no se entienden estas demoras. Es más, incluso en el supuesto de que finalmente ella no fuese la candidata -estoy convencido de que lo será salva causa de fuerza mayor- eso no tiene nada que ver con su nombramiento por el pleno ya.
¿Ven como hay tema de conversación para los corrillos de feria?
Pues vamos al siguiente. ¿Qué hay del PSOE y sus primarias? Está claro que Adriana Valverde querrá repetir como candidata, pero como sus éxitos políticos son más bien limitados, y teniendo en cuenta las tensiones de las facciones socialistas, también está esperando su turno Noemí Cruz, y quién sabe si surgirá algún espontáneo más.
La feria es un buen momento para establecer un contacto directo con la militancia y tantear el terreno de cara a las primarias, ese invento que ha destrozado al PSOE por dentro y por fuera. Ojo, las primarias son una gran idea, pero cuando se enlazan tantas, orgánicas y para cargos públicos, se acaba ahondando en una herida imposible de curar.
En el resto de formaciones las cosas no apuntan mejor porque si miramos el caso de Vox, que empezó con dos concejales y tiene uno, la sensatez debería imponerse y confirmar a Juan Francisco Rojas. Las razones son muy sencillas, y la primera es que es la única cara de esta formación, la única referencia, y tampoco puede decirse que haya metido la pata en estos años. No hablo de su agenda ideológica, que allá cada cual con la suya.
Pero a Rojas ya intentaron apartarlo una vez, y es posible que como la debilidad amenaza a Vox, haya quien intente ser colocado -o colocada- en la candidatura municipal… por si acaso las generales no apuntan bien.
En Ciudadanos las cosas son parecidas, pero algo más trágicas. Miguel Cazorla parecería ser el candidato natural, tras haberlo sido en las dos anteriores elecciones, pero nunca contó con las simpatías de Juan Marín, para quien Marta Bosquet era la niña de sus ojos. Ahora Marín pinta menos que poco, Bosquet no puede aspirar a liderar Almería tras preferir ir a las autonómicas por Sevilla para asegurar un escaño que no logró, y otro en discordia podría ser Rafael Burgos, el otro concejal naranja en el Ayuntamiento y diputado provincial.
Quizá estaría bien que como en los casos anteriores, aquí Madrid -ese ente abstracto que no tiene que ver con esta maravillosa y dura ciudad, sino con el poder que representa- no se metiera y dejara hacer. Estoy convencido de que entre ambos, Cazorla y Burgos, sabrían cerrar la candidatura adecuada sin injerencias.
Y no podemos seguir más. Tenemos un concejal no adscrito que proviene de la ultraderecha, Joaquín Pérez de la Blanca, y una de la extrema izquierda, Carmen Mateos, que no repetirán, y por si fuera poco, en ese ámbito de la izquierda no está claro quién concurrirán ni de qué manera, por lo que tampoco es posible hacer previsiones de ningún tipo.
Ya ve, esto es la feria, la noria dando vueltas para observar todo desde arriba antes de caer hasta el suelo, y al revés; las escopetillas con los cañones “ladeáô” para no acertar, y los premios por azar.