Hemos pasado en estos últimos años pasar de las luces a las velas, camino directo a un estado fallido tercermundista. Lo de ayer es la gota que ha colmado el vaso, todo un santo día y noche a la espera angustiosa de qué nos ocurría y sin poder dormir unos instantes en la oscura noche por el “gran apagón”, al no poder conectar el CPAR a la corriente eléctrica para recibir aire para poder respirar y no quedarse cadavérico sin recibir el último Sacramento.
Ciudadanos sin luz y sin agua, hospitales sin poder atender a los pacientes, residencias de mayores en caos, personas encerradas en ascensores durante horas, trenes varados en mitad del recorrido…y un sinfín de incidencias ¡Y aquí, en la tensa espera, nadie salía a explicar qué había pasado ni a proponer soluciones que nos tranquilizaran!
¡Menos mal! que siempre están con nosotros y nunca nos han fallado nuestras Fuerzas Armadas, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, policías autonómicas, policías locales, bomberos, protección civil, y nuestros médicos, enfermeros, celadores y personal de las comunidades facultativas.
Llegada a través de puertas giratorias, la Red Eléctrica de España (REE) está presidida por una exministra de un gobierno socialista, la cual no ha dado la cara ni ha cumplido sus funciones en el momento más crítico. De hecho, hace tan solo 2 semanas decían desde la institución que “no existe riesgo de apagón” porque ellos “garantizan el suministro”.
No podemos aceptar esto como algo normal o nuestra calidad de vida no dejará de empeorar. Yo no quiero tener que vivir a oscuras porque incompetentes como estos sigan al cargo de las instituciones. Porque nos quieren cambiar el sistema económico por razones ideológicas, en este caso del hecho causante, con políticas energéticas que han debilitado nuestra red.
Por eso ahora toca exigir responsabilidades y echar de una vez a los cobardes e incompetentes que ni cumplen sus funciones ni se atreven a dar la cara para decirnos la verdad: que actualmente disponemos de un sistema electrónico débil y vulnerable, jugando con el presente y futuro de los españoles.
Ahora saldrán acompañados con las servidumbres y servilismos, estómagos agradecidos, a imponer su relato ficticio, tapándolo el escándalo como otras tantas veces están haciendo a lo largo de estos últimos años. Nos dirán, los más atrevidos, que las luces de neón aguantaron hasta el amanecer.
¡No hay vergüenza! Nos merecemos un país serio, seguro y gobernando con responsabilidad. No podemos aceptar, que quienes fallan en lo esencial sigan en sus cargos como si nada. Hay que defender a España y nuestras libertades de esta tropa de ineptos que son un peligro nacional. ¡Ánimo y adelante!