O somos un país de cagones, cosa que no es de extrañar, o sufrimos una colitis digna de estudio cada vez que sale el presidente del gobierno a hablarnos de un problema que estamos sufriendo o que nos puede ocurrir. Recuerdan la que se organizó durante la pandemia de hace unos cinco años, los rollos de papel higiénico desaparecieron de las estanterías de los hiper y de los establecimientos cercanos a nuestras casas. Los carros aparecieron llenos, a rebosar del dichoso rollo, y felices y contentos iban los españoles camino de sus casas con la seguridad de que sus culos ¡oh, hermosos culos! no iban a notar la escasez del citado papel con el que acariciar esa parte de nuestro cuerpo.
El lunes, 28 de abril, los ciudadanos españoles estaban viviendo con tranquilidad la mañana de ese día. El sol lucía y calentaba los cuerpos, los señores del tiempo no anunciaban lluvia o frío hasta el siguiente fin de semana, las señoras paseaban a sus hijos por las aceras y los parques de las ciudades, otras estaban en sus trabajos, queridos o no, pero son los que nos dan de comer. España se sentía segura, o casi, con el gobierno que tenemos, pero al filo de las doce y treinta y tres minutos llegó el apagón, anunciado desde hace tiempo por propios, extraños, fachas y conspiranoicos, y los españolitos de a pie volvieron a demostrar que, o somos unos cagones de tomo y lomo, cosa que no es de extrañar, o sufrimos una colitis digna de ser estudiada cada vez que sobre nuestros cielos se cierne la sombra alargada del gobierno de los sanchistas.
Y lo mismo que ocurrió en aquella lejana pandemia del 2020, cinco años después los ciudadanos nos lanzamos a la tienda más cercana a llenar bolsas y carros de papel higiénico. ¿Otra vez? Sí. De nuevo al español le preocupaba, y todo indica que mucho, la limpieza de su culo. Se compraron todo tipo de alimentos, pilas, radios y linternas, pero ahí estaba el papel como el rey más solicitado, de nuevo se coronaba como indiscutible rey de pandemia, apagón o catástrofe que se precie. Se han hecho estudios, y alguno indica que el tener rollos de papel higiénico en nuestros hogares es un signo de confianza y seguridad por nuestra parte.
Nos preocupa más limpiarnos el culo, que incluso el comer. Para que vean cómo somos los españoles. Si se trata de pasar hambre, lo aceptamos con la santa paciencia de Job, pero a la hora de ir al baño, ahí te quiero ver, si se trata de limpiar nuestra parte trasera tras hacer sus necesidades, no sabríamos que hacer sin ese papel salvador. ¡Viva el rollo de papel higiénico!