Opinión

Por qué necesitamos soluciones ya

Esperanza Pérez Felices | Viernes 09 de mayo de 2025

No entré en política para ver cómo las oportunidades se pierden entre papeles y despachos. Como abogada, he aprendido que los derechos se defienden con hechos, con argumentos y con leyes, no con excusas. Y como nijareña, tengo claro que nuestra tierra no puede esperar más. Toca hablar sin rodeos de lo que está pasando con el agua en Níjar y por qué no podemos resignarnos.

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Hay dos realidades totalmente contrastables. Mientras el Gobierno de España, con el ministro Luis Planas al frente, trabaja codo con los regantes para asegurar el futuro del campo almeriense, desde la Junta de Andalucía vemos cómo se bloquean los trámites esenciales que permitirían que esas inversiones lleguen a la tierra. Lo digo claro: no podemos permitir que la Junta siga frenando lo que ya está listo para funcionar.

Luis Planas no vino a hacerse una foto como hace Fernández Pacheco cada viernes o lunes. Ha venido con compromisos y con obras. Planas ha venido con más de 24 millones de euros invertidos solo en la comunidad de regantes de Níjar, con infraestructuras que ya están en marcha: una balsa general de regulación en el paraje del Jabonero, una red de tuberías moderna, y un parque fotovoltaico que abaratará vuestra factura de energía. Y además, ya están previstas dos balsas más, con otros 16 millones de euros adicionales.

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Todo eso está sobre la mesa. No es un proyecto, es una realidad, como esas obras del AVE que los único que no ven son los ciegos que no quieren ver.
Pero plan del agua del campo de Níjar no puede completarse porque la Junta de Andalucía sigue sin firmar la concesión de aguas que llevamos esperando desde hace más de cinco años. Cada día que pasa sin esa autorización es un día perdido para nuestras hectáreas, para nuestros créditos, para las ayudas europeas que no llegan. Cada día que pasa sin esa concesión, hay familias que ven cómo sus fincas pierden valor, cómo se cierran puertas de financiación, cómo su esfuerzo se queda en suspenso.

Sé bien lo que significa ver cómo se pierde el valor de una finca que se ha levantado con el sudor de varias generaciones. Sé lo que implica que un banco te niegue un crédito porque no hay garantía de agua. Y lo que me duele es que este bloqueo no es técnico, es político. Lo que falta no es voluntad de los regantes, no es compromiso de quienes cultivan la tierra. Lo que falta es voluntad de quienes gobiernan en Andalucía, de quienes siguen deshojando la margarita mientras el campo se agosta.

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Algunos prefieren mirar al cielo y rezar. Otros pasean banderas por Madrid o Murcia para desviar el foco. Yo no. Yo miro de cara a esta tierra. Miro a quienes cada mañana abren las puertas del invernadero, a quienes dependen de cada gota que corre por las tuberías. Por eso he llevado este asunto al pleno del Ayuntamiento de Níjar. Por eso hemos pedido formalmente que la Junta firme ya, de una vez, ese expediente. Porque no estamos pidiendo un favor, estamos exigiendo un derecho.

Níjar tiene derecho a seguir siendo tierra de oportunidades, no de problemas heredados. Y mucho menos bloqueada por los intereses de otros territorios que creer que competir es perjudicar a quienes han demostrado que hay una agricultura 2.0 más viaje, con futuro y sostenible.


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