Opinión

El trasero de Melody

(Foto: DALL·E ai art).
Rafael M. Martos | Jueves 22 de mayo de 2025

Nunca imaginé que un día escribiría un artículo de opinión sobre Eurovisión, pero la polémica en torno al reciente festival ha alcanzado un nivel de politización pocas veces visto, incluso más allá de aquel pegadizo "A-Ba-Ni-Bi" que Israel nos legó hace muchos años, pero aún recuerdo. Esta vez, la contienda musical se ha convertido en un campo de batalla político, donde algunos han intentado darle una patada a Pedro Sánchez, pero lo han hecho, para mi asombro, en el escultural trasero de nuestra representante, la andaluza Melody.

[publicidad:866]

La derecha y la extrema derecha en España han instrumentalizado Eurovisión de una manera descarada, al tiempo que acusaban al Gobierno y la RTVE de hacer lo mismo. Lo hemos visto con el apoyo ferviente a la candidatura de Israel, hasta el punto de que una diputada del PP afirmaba en X, satisfecha, haber votado por segundo año a la canción israelí sin siquiera haberla escuchado... lo que sugiere preguntarse quién es quien está politizando un concurso musical. Esto no es solo una anécdota, es una declaración de intenciones: un voto meramente político. ¿La razón de votar a Israel en lugar de a España? Darle una patada a Pedro Sánchez.

Parece una aberración que, si a un presidente del gobierno se le pregunta a quién apoya en un concurso así, no opte por la representación de su propio país. Sin embargo, para algunos en la derecha, la consigna parece ser "apoyar a Israel". Luego, tras presumir de que han colocado al Estado hebreo como subcampeón y se hundía España... le dicen a Melody que no es culpa de ella, sino de él, y lo hacen con una foto de ambos juntos. Demencial, oiga.

[publicidad:866]

La pregunta es obvia: ¿por qué Israel obtuvo un apoyo tan significativo en el voto popular? Más allá de la estrategia israelí de usar Eurovisión como una forma de "blanquear" su imagen, la respuesta es compleja, pero no tanto. Lo primeros es que la propia entidad organizadora, la UER, ha detectado manipulación -o digamos, "organización" o "planificación"- por parte de Israel en el televoto. Además está que el principal patrocinador del concurso es una empresa israelí que oficialmente vende aceite de origen marroquí -a Mohamed VI le trae al pairo que maten a sus hermanos musulmanes palestinos, porque así no le dan la tabarra a él con lo que hace en el Sáhara Occidental- pero tan cargada de secretismo que es raro no pensar que el Mossad está detrás. Si Israel no logra un buen resultado, el patrocinio se acaba. Poco ético, pero real como la vida misma.

Y en tercer lugar, Israel gana voto popular porque todos los ciudadanos europeos de origen judío anteponen ese país al suyo, como lo demuestra que incluso vayan allí a hacer el servicio militar que no hacen en el que les vio nacer y en el que viven.

[publicidad:866]

Si a eso añaden los tontos útiles de la derecha y la extrema derecha... lo raro es que no ganen de calle.

La polémica de esta edición se exacerbó cuando los comentaristas de RTVE hicieron referencia a los más de 50.000 palestinos asesinados desde octubre, tras el salvaje atentado de Hamás que costó más de 1.000 vidas israelíes. Curiosamente, esos mismos comentaristas señalaron que la representante israelí había sido una de las víctimas supervivientes de aquel atentado del 7 de octubre. Para los organizadores del concurso, esta última referencia no supuso problema alguno. Sin embargo, mencionar la cifra de palestinos asesinados se consideró un "posicionamiento político", un motivo para descalificar a España.

La manipulación de los resultados es otro punto de fricción. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, defendió el resultado de la votación como un ejemplo de democracia, una afirmación que se contradice con el hecho de que la propia UER (Unión Europea de Radiodifusión) reconoce la posibilidad de manipular resultados. De hecho, hace un año ya hubo controversia con la canción israelí "October Rain", cuyo contenido político era innegable, con frases como "No queda aire para respirar" o "Todos eran buenos chicos, cada uno de ellos", aludiendo veladamente a las víctimas del atentado de Hamás. Pero claro, eso no era "político".
[publicidad:866]

Pedro Sánchez, por su parte, se ha puesto "estupendo" al sugerir que, al igual que Rusia fue prohibida de eventos internacionales por la invasión de Ucrania, lo mismo debería ocurrir con Israel. La cuestión es: ¿por qué no empieza por su propia casa? Más allá de palabras grandilocuentes que le han valido una queja formal de la embajada israelí por llamarlos "Estado genocida", ¿por qué no deja de hacer negocios con un país que le resulta tan "rechazable"? Si España rompió relaciones comerciales con Rusia, ¿por qué no hace lo mismo con Israel? Para Sánchez, siempre es mejor que los problemas los solucionen los demás, dar patadas a balón hacia adelante mientras algunos le dan una patada a él en el trasero de Melody.

Eurovisión ha sido un claro reflejo de cómo un evento cultural puede ser secuestrado por intereses políticos, y cómo la doble moral impera cuando se trata de señalar a unos u otros. Lo que debería ser una fiesta de la música, se ha convertido en un campo de juego para la geopolítica, y la música, tristemente, ha quedado en segundo plano.

TEMAS RELACIONADOS: