En el Aeropuerto de Barajas, se han implementado nuevos controles de acceso que buscan regular la entrada de personas sin hogar en las instalaciones. A partir de ahora, solo podrán ingresar pasajeros, acompañantes y personal autorizado entre las 21:00 horas y las 05:00 horas.
Esta medida ha generado diversas reacciones entre los afectados. Rosana, una mujer que vive en la calle cerca del aeropuerto, compartió su situación: “Cobro 450 euros al mes, pero la habitación me cuesta 600”. Su testimonio refleja la difícil realidad que enfrentan muchas personas en condiciones similares.
Los vigilantes de seguridad están ahora encargados de solicitar documentación a quienes intenten acceder al recinto durante las horas restringidas. Esta acción forma parte de un esfuerzo más amplio por mejorar la seguridad y el orden en el aeropuerto, especialmente durante la noche.
Las autoridades argumentan que estas medidas son necesarias para garantizar un entorno seguro tanto para los viajeros como para el personal del aeropuerto. Sin embargo, también surgen preocupaciones sobre cómo afectarán a aquellos que se ven obligados a vivir en la calle.
A medida que se implementan estas políticas, organizaciones locales y grupos de apoyo están trabajando para ofrecer alternativas a las personas sin hogar. La situación plantea interrogantes sobre cómo equilibrar la seguridad pública con la necesidad de asistencia social para los más vulnerables.
La comunidad está atenta a cómo evolucionarán estos controles y cuál será su impacto en la vida diaria de quienes dependen del espacio alrededor del aeropuerto. Las voces como la de Rosana son esenciales para entender la complejidad del problema y buscar soluciones efectivas.