Ya no se puede negar que ha existido y existe una banda con ramificaciones en la calle Ferraz y en Moncloa, con un gran y único presunto capo, el secretario general del Psoe y presidente de gobierno, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, por mucho que nos venga presumiendo de lo contrario. Ramas que se extienden en todas y cada de una de las provincias (aquí tenemos el Ave, y todo indica que las adjudicaciones de algunos tramos de nuestra provincia pasaron por las manos de estos caballeros), en todos y cada uno de los pueblos de este país donde hay una sede del Psoe y a la que ellos vienen llamando casas del pueblo. ¿Del pueblo? Ese pueblo al que han venido robando impunemente, ese pueblo que ha pagado impuestos más que nunca para que ellos, los sanchistas, se hayan podido dar la vida padre y robado dinero para el resto de sus vidas y de sus familias.
No me vengan los socialistas de Almería, como dijo su presidente, que ellos no sabían nada, que también se enteraron por la prensa de la existencia de la banda. Estamos como en los tiempos de los Eres, de los cursos de los sindicatos y de los enchufes de familiares en los chiringuitos que se iban montando con dinero público (y que el bueno de Moreno Bonilla no está desmantelando, mira que si está haciendo lo mismo que los del Psoe). Desde los tiempos de los papelillos de Santi, los solares de la Envía, las palmeras de Elche, la suerte en la once de algún edil, o alcaldes contando dinero ante una cámara, todo ha sido una banda en la que lo único que se buscaba era llevárselo crudo. No se conformaban con el sueldo, querían más, mucho más, y han sangrado hasta las vías del Ave que algún día llegará a Almería.
La estadística viene a decirte que, ante noticias como las mencionadas, las mismas no llegan ni al diez por ciento de lo robado. ¿Cuánto es lo que han robado? ¿lo sabremos algún día? No lo creo. ¿Sabemos cuánto se llevó aquel señor que llegó a comprar caballos como para montar una hípica? Almería es una provincia pequeña, pero aún recordamos más de una empresa agraria montada con dinero público regado desde la Junta para unos cuantos, y las juergas en discotecas del norte de Europa. Grandes y pequeñas empresas recibieron importantes cantidades de dinero público ¿pagarían comisiones a los componentes de la banda en Almería? No es de extrañar que así fuera, viendo el comportamiento que se ha llevado a cabo en las altas instancias del socialismo español. Tenían hambre, tienen hambre. Ya lo dijo el presidente, son las cinco y no he comido. Pobre hombre, los españoles no le dejamos ni comer.
¿Son todos los socialistas almerienses de carnet cómplices de la banda de Sánchez, Cerdán, Ábalos y cía? No lo creo, espero y deseo que no, pero tampoco voy a poner la mano en el fuego, ni siquiera por esas personas dentro del Psoe a las que se quiere, pero que han mantenido unos silencios que clamaban en los desiertos.