Opinión

¿Y si me pierdo algo?

Rafael M. Martos | Lunes 30 de junio de 2025

El último día de junio me pilla haciendo algo que me resulta tan extraño como necesario: tomarme un respiro, ponerme en pausa. Unas breves vacaciones poniendo mar de por medio. Sí, ya sé, no parece gran cosa. Pero en este presente nuestro, tan vertiginoso, tan enloquecido, dejar de mirar durante unas horas la pantalla del móvil, no abrir el correo, no revisar qué barbaridad ha dicho hoy el fulano de turno, o qué decisión inexplicable ha tomado el presidente mañana… se parece peligrosamente a la irresponsabilidad.

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Me voy unos días y dejo el periódico en manos de mis compañeras, que sabrán mantener el timón con dignidad. Pero me marcho con esa inquietud que tenemos quienes estamos pegados a la actualidad como un pulpo a la roca: ¿seré capaz de entender lo que ha pasado en mi ausencia? ¿Podré volver sin encontrarme con un país que ha cambiado de gobierno, de bandera, de idioma oficial o de pareja sentimental?

Y es que todo está pasando tan rápido —y, lo que es peor, sin consecuencias— que ya nada nos sorprende. Uno se pregunta si saldrán nuevos audios del caso Koldo-Ábalos-Cerdán —el trío calavera, que diría yo—, o si alguno de los que ya se conocen acabará teniendo alguna repercusión más allá del murmullo. ¿Convocatoria de elecciones? ¿Moción de confianza? ¿Una dimisión, aunque sea por higiene? Qué va. Pedro Sánchez lo tiene todo atado y bien atado. Y sabe que solo tiene que resistir unos días más.

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Julio y agosto son inhábiles para el Parlamento. Agosto, también para la Justicia. Así que el calendario juega a su favor. Unas semanitas más en el candelero, y a partir de ahí, que todo se difumine entre los titulares del Tour, la operación salida, y alguna que otra noticia sobre nuestro liderazgo en turismo. Que tampoco está mal.

Pero claro, conociendo el estilo Sánchez, nunca se sabe. Lo mismo hoy asegura que la OTAN le ha aceptado gastar solo el 2,1% en Defensa, mañana lo desmiente el secretario general de la Alianza, pasado dice que como los demás aliados llegará al 5%, y al cuarto día vuelve al punto de partida asegurando que ya lo había dicho. Y vuelta a empezar. Imposible prever qué puede pasar con alguien que juega al despiste como estrategia de gobierno.

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Y mientras tanto, la vida local sigue su curso, con su propio goteo de incertidumbres y promesas. Las obras del soterramiento, las del Paseo de Almería, los plazos que no se cumplen —ni falta que hace, ya estamos curados de espanto—. Sorprende que aún haya quien se atreva a dar fechas para la llegada del AVE. Como si estuviéramos hablando de instalar una pérgola y no de una infraestructura que acumula décadas de retraso y promesas huecas. El PSOE local, eso sí, sigue garantizando el calendario. La fe mueve montañas, pero no catenarias.

Ya ven, me voy por las ramas. Porque a uno le cuesta desconectar. A veces me descubro pensando si a la vuelta del descanso seguirá María Jesús Montero siendo la candidata del PSOE a la Junta de Andalucía. O si el fuego que se ha declarado en su entorno político acabará por abrasarla también. ¿Y si aparece una nueva amante de Ábalos? ¿Qué aportará esta vez? ¿Más audios? ¿Un PowerPoint?

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Y mientras tanto, se nos echa julio encima, con su cortejo de ferias y fiestas en la provincia. Yo, más que por la feria de la noche, estoy pensando en aprovechar el verano para redescubrir esos pueblos de Almería que aún no tienen el reconocimiento que merecen. Un poco de autenticidad entre tanto ruido.

Así que sí, me voy unos días, me iré bastante lejos, pero con el móvil a mano. Sigo atento. Prometo no molestar mucho. Aunque ya saben: si hay algo que contar —algo que no cuenten los demás—, en Noticias de Almería estaremos, como siempre, al quite. Feliz comienzo de julio.

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