Opinión

El seminario de la polémica

Juan Torrijos Arribas | Miércoles 09 de julio de 2025

Al señor obispo de la diócesis de Almería se le ha ocurrido una idea, casi milagrosa diríamos algunos, para rentabilizar el gran edificio del seminario una vez que no se ha vendido y no se le ha encontrado en estos meses una dedicación diocesana. Lo del centro de formación, que podría ser también de pernoctación y dedicado a los migrantes no es mala idea. Se cubrirían dos facetas que hasta ahora no cumple el gobierno con los menas. Se les mantiene entretenidos en las clases, se les enseña una profesión, lo que no les vendría mal de cara al futuro, y se les da alojamiento con dieta completa, desayuno, comida y cena. Estaríamos hablando de un hotel y con el suplemento de la educación. No me digan que no es una buena idea, casi un milagro para la supervivencia de un seminario vacío, de lujo y que aún no se sabe quién le dio el dinero al obispado para no tener que venderlo.

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Supongo que el proyecto de llevarse a cabo va a necesitar la ayuda o subvención por parte de la administración, o lo que es lo mismo, que serán los impuestos de los ciudadanos, nosotros, los que paguemos el milagro. Ya estamos pagando los hoteles, o qué piensan ustedes, que los paga los Santos Cerdán de las mordidas, si encima el seminario va a servir para cultivar sus conocimientos, la idea puede funcionar. Proyecto que el obispo de Almería puede exportar a otras provincias españolas donde sus seminarios tienen parecido problema, y si hace falta a esa Europa que va por delante de nosotros en casi todo. Lo cierto es que no hay vocaciones, a los jóvenes almerienses y españoles no les ha dado por hacerse curas, y el mantenimiento de estos grandes edificios se hace oneroso para las arcas de la Iglesia, que tiene que pagar, aparte de sus costes epistolares en medio mundo, Ongs, televisiones y otros gastos. La púrpura siempre ha resultado cara.

Don Antonio Cantero puede haber dado con la piedra filosofal para el sostenimiento de estos edificios (el de Almería es como un hotel de cuatro o cinco estrellas en cuanto a calidad de construcción), que cumplieron su función durante años, pero que se están quedando vacíos en estos tiempos ante una sociedad bastante carente de moral, de ética y de vocaciones. El reto está en conseguir que esas paredes donde se han formado tantos jóvenes almerienses en la vida clerical, formen ahora a los jóvenes que cruzan el mar, jugándose la vida, para encontrar un lugar donde vivir y formar una familia. Si don Antonio lo logra, lo que nos parece un milagro. Los ejemplos anteriores, los cursos de formación de los sindicatos no dieron el resultado que se esperaba, bueno sí, hicieron que el dinero llegara a estas organizaciones sindicales a manos llenas, por lo que no es de extrañar que don Antonio y los amigos y colegas que se han unido en la aventura del seminario almeriense consigan lo que hicieron los sindicatos en su día, llenar las arcas, aunque en esta ocasión con vocación cristina y santoral. Amen.

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En Vox no están de acuerdo, que ganen las elecciones y cambien las leyes, o se hagan obispo y vendan el seminario. De lo que nos cuestan a los ciudadanos españoles el mantenimiento de menas en hoteles, con el tiempo también en el seminario, sería interesante que nos hablaran los acólitos de Sánchez, pero de eso no quieren hablar. ¡Ay, pillines! Eso no os interesa, ¿verdad?