Almería

Almería, bajo mínimos: la última trinchera de la sequía en España

Mientras la mayor parte del Estado celebra una tregua hídrica, Almería permanece como el último bastión seco, atrapada entre la emergencia estructural y el olvido político.

Viernes 18 de julio de 2025

A simple vista, los datos a nivel estatal invitan al optimismo: los embalses están al 73 % de su capacidad, la primavera ha sido una de las más lluviosas del siglo y más de 150 unidades territoriales han recuperado la normalidad hídrica. Sin embargo, basta con mirar hacia el sureste peninsular para comprobar que el alivio no ha sido generalizado. En Almería, la sequía sigue instalada como una vecina más. Es, de hecho, la única comarca del Estado que aún permanece oficialmente en sequía prolongada: el Campo de Níjar.

[publicidad:866]

El informe elaborado por la Asociación Española de Operadores Públicos de Abastecimiento y Saneamiento (AEOPAS) consultado por Noticias de Almería no deja lugar a dudas: de las 24 unidades en sequía prolongada a comienzos del año hidrológico, solo queda una, y está en Almería. La paradoja es evidente: mientras buena parte del Estado ha visto cómo las lluvias primaverales aliviaban las reservas, aquí la situación se ha agravado por la combinación de una pluviometría desigual, la presión agrícola y un modelo de consumo insostenible.

En palabras del propio informe, el sistema mancomunado del Levante Almeriense, que abastece a 14 municipios con casi 87.000 habitantes, se mantiene en situación de emergencia. Esto implica cortes, restricciones y una dependencia creciente de fuentes externas como el trasvase Tajo-Segura o la desalación, en un territorio donde los acuíferos están sobreexplotados y contaminados.

Sequía estructural, no coyuntural

[publicidad:866]

La diferencia entre la situación de Almería y la del resto del Estado no es solo de volumen de agua, sino de naturaleza del problema. Mientras otras zonas han salido de la sequía gracias a lluvias excepcionales (como Cataluña o la Costa del Sol), en Almería el problema es estructural. Lo dice el informe: “La mejora en las reservas hídricas en 2025 no responde a una transformación estructural del sistema, sino a una coyuntura meteorológica favorable”. Pero esa coyuntura no ha llegado aquí.

Los acuíferos de Níjar y el Almanzora siguen bajo mínimos, y la presión sobre ellos no cede. La agricultura intensiva, en especial los cultivos de regadío ligados a la exportación hortofrutícola, sigue marcando el pulso del consumo de agua. Y mientras tanto, los núcleos urbanos se ven abocados a restricciones que no sufren otras provincias.

Comparativa estatal: ¿y los demás?

[publicidad:866]

La recuperación hídrica ha sido notable en el resto del Estado. Cataluña ha dado por finalizada su peor sequía registrada, Málaga ha duplicado sus reservas y ha pasado de las restricciones a la normalidad y el Guadalquivir ha experimentado una recuperación superior al 56 % de su capacidad total, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica. Hasta el mes de abril, más de 13 millones de personas vivían bajo restricciones; en junio eran menos de 700.000. Pero de ese último grupo, buena parte sigue siendo almeriense.

La paradoja se acentúa: Almería ha sido una de las provincias más castigadas por la sequía desde 2021, pero no ha recibido una atención proporcional en la planificación nacional del agua. De hecho, AEOPAS insiste en la necesidad de un Observatorio Estatal de la Sequía que coordine las políticas hídricas de forma anticipada y basada en datos. Por ahora, ese órgano sigue siendo una propuesta sin concreción.

Un modelo agotado

[publicidad:866]

El modelo almeriense de desarrollo económico, basado en la agricultura intensiva bajo plástico, ha demostrado su eficacia productiva, pero también su debilidad hídrica. El Campo de Níjar, además de ser zona de sequía prolongada, es uno de los puntos calientes de sobreexplotación de acuíferos en toda Europa, según datos del propio Plan Hidrológico de la Cuenca Mediterránea Andaluza.

A ello se suma un verano que, según las previsiones de la AEMET, será uno de los más cálidos desde que hay registros. Todo el Estado afronta un trimestre (julio-septiembre) con un 70 % de probabilidad de temperaturas por encima de la media. En Almería, esto se traduce en más evaporación, más consumo agrícola y más estrés hídrico... pero sin más agua.

Medidas urgentes (que no llegan)

[publicidad:866]

El informe de AEOPAS lanza una batería de propuestas, muchas de las cuales ya parecen conocidas: planes de emergencia municipal, reutilización de aguas, reducción de fugas, digitalización de redes, tarifas ajustadas al consumo real, protección de acuíferos. Pero en la provincia de Almería, la implementación de estas medidas es todavía incipiente o inexistente.

En paralelo, el informe denuncia que la situación de emergencia en zonas como Níjar y el Almanzora no ha desaparecido tras las lluvias, lo que pone de relieve la falta de planificación estructural y la necesidad de diversificar las fuentes de abastecimiento. Almería no puede seguir fiándolo todo a la desalación sin resolver el problema de fondo: un uso del agua que excede sus capacidades naturales.

El riesgo del olvido

[publicidad:866]

Mientras las portadas destacan la “normalización” hídrica del Estado, Almería sigue esperando soluciones. El peligro es doble: por un lado, que se dé por cerrada una crisis que aquí sigue abierta; por otro, que se cronifique la emergencia, acostumbrando a la población a vivir con restricciones, camiones cisterna y promesas que no se cumplen.

El informe lo resume con una frase que bien podría ser un titular: “La sequía se gestiona con embalses llenos, pero se supera con planificación y prevención”. En Almería, ni lo uno ni lo otro.

Níjar, el subsuelo seco de Europa

[publicidad:866]

El Campo de Níjar sigue siendo la única zona de España en sequía prolongada. Pero el verdadero drama está bajo tierra: acuíferos exhaustos, pozos ilegales y un modelo agrícola que empuja a una provincia entera hacia un colapso hídrico sin retorno.

Cuando el agua no brota del grifo, se nota. Pero cuando el agua desaparece bajo tierra, el drama es más silencioso, más lento… y a menudo irreversible. Esa es la historia de Níjar, la comarca almeriense que ha saltado a los titulares por una circunstancia trágica: es el único lugar de la España peninsular que sigue en situación de sequía prolongada, según el último informe de AEOPAS.

[publicidad:866]

Pero el informe va más allá. Porque Níjar no solo está seca. Níjar está vacía por dentro. Sus acuíferos, antaño reservas estratégicas para el abastecimiento humano y agrícola, están sobreexplotados hasta el agotamiento. Es un escenario de estrés hídrico que, a día de hoy, no tiene vuelta atrás sin una intervención profunda y sostenida.

Una huerta que se bebe su futuro

El sistema mancomunado del Levante Almeriense abastece a catorce municipios con una población residente de casi 87.000 personas. Pero esa cifra palidece frente al volumen de agua que consume el modelo agrícola de la zona. Según el informe, la principal demanda no es urbana, sino agraria, y la mayor parte del agua utilizada procede de acuíferos. El informe no da rodeos: la presión sobre el subsuelo en Níjar es insostenible.

[publicidad:866]

Desde hace años, los técnicos del ciclo del agua advierten de una verdad incómoda: Níjar se riega con agua que ya no se repone, extraída mediante pozos legales... y otros muchos ilegales. De hecho, el Real Decreto 3/2023 establece la obligación de evaluar riesgos y sancionar extracciones no autorizadas, pero en la práctica los controles son escasos y la impunidad abunda.

La sequía bajo tierra no sale en las noticias

Mientras otras zonas del Estado han superado la crisis hídrica gracias a lluvias generosas en marzo y abril, en Níjar no ha llovido lo suficiente... y aunque llueva, ya no basta. El ciclo natural del agua subterránea requiere años, incluso décadas, para recuperarse. El informe de AEOPAS lo señala: “La recuperación actual no se explica por transformaciones estructurales, sino por condiciones meteorológicas excepcionales”. Es decir: si no se cambia el modelo de consumo y explotación, la sequía volverá. En Níjar, ni siquiera se ha ido.

Agua salada, pozos vacíos y desalación cara

[publicidad:866]

En muchas zonas del Campo de Níjar, la sobreexplotación ha provocado la intrusión marina, haciendo que el agua que queda en el subsuelo esté salinizada y sea inviable para el riego o el consumo humano sin tratamientos costosos. El acuífero de Campo de Níjar ha dicho basta, y no hay Plan Hidrológico que lo resucite mientras el regadío siga dominando la economía local.

La alternativa más directa —y la única que se está aplicando— es la desalación, pero no está exenta de problemas: los costes son elevados, el impacto ambiental es significativo y la capacidad actual no cubre toda la demanda, ni urbana ni agrícola. Además, como denuncia AEOPAS, la desalación no puede sustituir la planificación hídrica ni la gestión responsable de los recursos.

El silencio político y la urgencia estructural

[publicidad:866]

El informe no culpa solo a la climatología. Apunta directamente a la falta de planificación institucional. Níjar, y con ella buena parte del Levante almeriense, carece de planes municipales de emergencia por sequía, pese a que AEOPAS propone su generalización obligatoria, especialmente en municipios de más de 20.000 habitantes.

Además, se advierte de una ausencia clamorosa de digitalización en los sistemas de abastecimiento, lo que impide conocer en tiempo real el consumo, las fugas y las ineficiencias. La falta de datos es una forma de opacidad que perpetúa la irresponsabilidad política y agrava la vulnerabilidad social.

El agua no da votos… hasta que falta

[publicidad:866]

Níjar no sale en los informativos, ni en los discursos parlamentarios, ni en los presupuestos estatales. Pero si mañana faltase el agua en la ciudad de Almería, o en las playas del Levante en plena temporada turística, la alarma sería general.

Eso es lo que denuncian los técnicos y operadores públicos: la tendencia a gestionar la sequía “a golpe de titular” y no desde una perspectiva estructural. Lo dice el propio documento: “La sequía no se supera con desaladoras, sino con planificación, prevención y un uso racional del agua”.

¿Y ahora qué?

[publicidad:866]

AEOPAS plantea varias medidas urgentes que deberían aplicarse en Níjar de forma inmediata:

  • Plan municipal de emergencia por sequía, con participación ciudadana.

  • [publicidad:866]

    Reducción drástica de fugas en redes, que en muchos casos superan el 30 %.

  • Control real de pozos ilegales y sanciones efectivas.

  • [publicidad:866]

    Reconversión agraria progresiva hacia modelos sostenibles y menos demandantes.

  • Tarifas ajustadas al consumo real, para evitar el despilfarro encubierto.

  • [publicidad:866]

    Apuesta por la reutilización de aguas regeneradas, especialmente para limpieza, riego de parques o baldeo.

Sin estas medidas, la comarca de Níjar seguirá siendo un desierto que exporta frutas con agua que ya no tiene.

[publicidad:866]

TEMAS RELACIONADOS: