Opinión

Los padres de los Flanders

Angel Rodríguez Fernández | Jueves 07 de agosto de 2025
"Tiene que ayudarnos, doctor, hemos intentado no hacer nada y ya no sabemos qué hacer", sollozaban los padres de un Flanders, por entonces un niño hiperactivo y disruptivo. El doctor tomó su recetario y prescribió una tanda de palos en el culete del niño a diario. Este episodio de Los Simpson, donde recuerdan la infancia de Flanders, puede darnos algunas claves sobre la actualidad.
Los padres de Flanders pertenecían a la generación Beat; eran unos beatniks y no estaban dispuestos a aplicar corrección alguna al libre y natural desarrollo del pequeño Flanders.
Claro está que no hacer nada no era la mejor de las soluciones. Es algo evidente, claro y simple. Pero en esa inercia estamos los llamados progresistas, entre los que, a pesar de algunas amistades, me autoincluyo, de no proponer soluciones o, en el peor de los casos, de dar soluciones que agrandan el problema.
Para no parecer metafísico, bajo a tierra, a un problema real: la ocupación. Parece que los partidos de izquierda niegan tal circunstancia: "no hay tanta ocupación", "son solo casas expropiadas", "son inquilinos"... Incluso quieren resolver el problema de fondo, la falta de vivienda, exculpando al okupa. En cambio, la extrema derecha lo tiene clarísimo: empresas de desocupación, violencia particular, cerrojazo de alquileres...
¿No sería una medida progresista la construcción de vivienda social? No como mera cosmética propagandística, sino como un verdadero instituto de la vivienda, dotado del presupuesto correspondiente, que ayude a las familias menos favorecidas a poder acceder a su primera vivienda.
Otro asunto en el que parece que la izquierda ha dejado paso a que la ultraderecha lo resuelva es la inmigración ilegal. Se obvia, se niega. El mero hecho de decir que existe, que debe de organizarse, que debe de haber un control migratorio, te sitúa en la "fachosfera". Y ahí llega el zorro de la ultraderecha, que criminaliza la inmigración. Ellos matizan sin mucha credibilidad "ilegal", y ponen de nuevo su solución, drástica y dramática: su expulsión, que seguramente saben que perjudicaría a muchos de sus votantes, pero que estos aplaudirían, ya que la política que se hace con las vísceras tiene este sinsentido.
La ultraderecha aumenta. A la hora de buscar culpables, deberíamos ser justos y autocríticos, pensar en aquello que no hicimos o que hicimos equivocadamente. Pensar que todo es culpa de "los otros" solo lleva a la melancolía.