El PP viene lanzando denuncias sin pruebas, sin datos, sin la menor base, primero porque sabe que hay jueces dispuestos a “investigar” todo cuanto ellos o sus grupos adláteres —manos limpias, abogados cristianos, etc— les presenten con la clara intención de desprestigiar a sus adversarios políticos. Segundo porque, ya está comprobado, el morbo atrae; el chismorreo no es exclusivo de cierta clase de TV, que no lo ha inventado: solamente lo aprovecha, porque vende. Poner en duda algo, buscarle la cola a cuanto no llega a traer cola, es un deporte, uno de los deportes nacionales más cuidados y mejor promocionados.
Y, naturalmente por aquel principio tan bien modelado, más aún para quien carece de principios morales. Ya veremos en qué queda la acusación y la consecuente “investigación” a la mujer de Sánchez. Pero aunque no salga nada, aunque les resulte imposible probar nada, pasará como con Podemos: se demostró la falsedad de todas las denuncias, pero no era eso lo que se buscaba. El resultado es casi el mismo y lo prueba la cantidad de gente que todavía, a pesar de las sentencias de jueces progresistas y regresivos en que se demostraba la falsedad de las denuncias, muchos las siguen utilizando todavía. Es el principio del “todo vale” en paralelo con el “denuncia, que algo queda”. Esa es la gran arma de quienes no pierden el mal humor desde que no consiguieron ocupar La Moncloa e inventaron lo de llamar “gobierno frankenstein” a una coalición. Lo más normal del mundo y la forma más segura de alejar el fantasma de la dictadura. Pero es más cómodo no pensar; ellos lo saben y piensan: la forma de dar materia a quienes prefieren no pensar.
La última sólo es la última, hasta ahora. Después de haber demostrado su entreguismo a USA y su falta de escrúpulo y de dignidad al aprobar la matanza indiscriminada en Gaza (dónde no hay guerra alguna, porque una guerra necesita dos ejércitos), con la sobada y falsa excusa de repetir la frase americana “Israel tiene derecho a defenderse”, a sabiendas de que no se defiende: ataca para destruir, porque no hay defensa posible a destruir el 90% de Gaza, a bombardear niños en la escuela, a dispararles directamente a la cabeza o al matar de hambre adrede a toda la población gazatí, y ya por último, para redondear, a reclamar la ayuda internacional para negocio de sus empresas.
Igual que se defiende un genocidio para rendir servil homenaje al Tío Sam, ahora enarbolan otro mito (se admite el cambio de letras en la palabra) de “papá Trump”. Como los teléfonos chinos hacen competencia directa a los americanos, porque prestan los mismos servicios y valen poco más de un diez por cierto, acusan a Huawei de espionaje, para apartar sus ventas del mercado estadounidense.
Y ahí queda visible, bien visible, el seguidismo, mejor el servilismo a la consigna del ”gendarme” universal: Sin pruebas, como de costumbre, sólo porque USA lo ha declarado bajo sospecha, ellos ya lanzan la acusación contra el gobierno, con la única intención de cargar sobre Sánchez, un supuesto de “posible” e improbado espionaje de la firma china a los archivos españoles.
No se trata de defender a Sánchez; no hace falta, en el fondo ya lo defienden sus denunciantes con mentiras. Hay que ser más serios, más objetivos, más honrados, sobre todo cuando se pretende ocupar el gobierno de un país. Si no, el votante será responsable, como hoy lo es el argentino de los desmanes y la ruina provocada por Milei, de todo el retroceso, de la pérdida de derechos sociales que pueda traer y traerá un gobierno de la derecha apoyado en la extrema derecha.