El turismo rural en la provincia de Almería generó en junio de 2025 un total de 222 empleos, según los datos provisionales del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía. De ellos, solo 75 (33,8%) correspondieron a trabajadores remunerados, mientras que 147 (66,2%) fueron puestos sin salario, en su mayoría ligados a explotaciones familiares o a la gestión directa de alojamientos por parte de sus propietarios.
En el conjunto de la comunidad autónoma, el sector dio trabajo a 3.982 personas, con un 36,5% de empleo remunerado (1.454) y un 63,5% no remunerado (2.528). Almería representa el 5,6% del empleo total de la comunidad, el 5,2% del empleo asalariado y el 5,8% del no asalariado.
La provincia registra una proporción de empleo sin salario superior a la media autonómica (66,2% frente al 63,5%), lo que la sitúa entre las provincias con mayor dependencia de este tipo de trabajo. Solo Málaga (67,9%) y Jaén (77,2%) presentan un peso mayor del empleo no remunerado. En el extremo opuesto, Cádiz destaca por su elevada proporción de trabajadores asalariados (74,2%), seguida de Huelva (55,7%).
En cifras absolutas, Málaga lidera con claridad el empleo total en turismo rural, con 2.289 personas ocupadas, seguida de Sevilla (353), Córdoba (315) y Granada (237). Almería se sitúa en quinta posición, por delante de Huelva (220), Cádiz (195) y Jaén (150).
La proporción de asalariados en Almería (33,8%) es prácticamente idéntica a la de Granada (33,9%) y superior a la de Málaga (32,1%) y Jaén (22,8%), pero queda muy por debajo de Cádiz, Huelva, Sevilla o Córdoba.
En junio, Almería contaba con 162 establecimientos de turismo rural, que ofrecían 1.401 plazas estimadas. Esto supone que, de media, cada establecimiento mantiene 1,37 empleos y que por cada 100 plazas hay unos 15,9 trabajadores, cifras algo inferiores a las medias de la comunidad autónoma, situadas en 1,43 empleados por establecimiento y 17,3 por cada 100 plazas.
Los datos revelan que, aunque el turismo rural en Almería mantiene un volumen de empleo estable y comparable al de otras provincias de tamaño medio, su estructura laboral está marcada por la fuerte presencia del trabajo no remunerado. Este patrón, común en buena parte del sector rural andaluz, responde a modelos de negocio familiares y a una gestión directa que reduce la contratación formal, especialmente en provincias con menor capacidad de plazas y menor volumen de visitantes que los grandes polos turísticos del interior y la costa.