Opinión

A frontera revuelta, ganancia de políticos

Jorge Molina | Miércoles 13 de agosto de 2025

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El tacticismo y el oportunismo en el fenómeno migratorio

A pesar del sopor veraniego, el marino lee en voz alta un titular:

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—«Jumilla prohíbe la fiesta del cordero en espacios municipales. La izquierda acusa de xenofobia…», El acuerdo PP y Vox veta celebraciones religiosas musulmanas en instalaciones deportivas municipales.

La misma izquierda que se rasga las vestiduras y que aprovecha para demonizar a Vox, no tuvo empacho en hacer lo propio cuando se trató de la religión católica, como ejemplo Yolanda Díaz, entonces teniente alcalde del ayuntamiento de Ferrol, prohibió el pregón de Semana Santa en el teatro Jofre.

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Parece que la «libertad de culto» tiene código de barras —señala con sorna el marino— se escanea solo cuando conviene.

Esta doble vara, improcedente siempre, contradice la Constitución y erosiona la convivencia, porque alimenta agravios y mezcla el culto religioso con otros actos prohibidos en nuestro derecho positivo.

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La joven profesora escucha atenta y comenta:

—Estamos entrando en un bucle peligroso y que se pueda instalar en la sociedad, en especial en las zonas con alta inmigración, la sensación de una doble vara de medir y que ciertos grupos de inmigrantes tienen mayor impunidad y que la integración es una cuestión opcional.

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En ese capítulo encajan los incidentes de Torre Pacheco, por un lado, se magnifican y se utilizan políticamente las reacciones de vecinos, orquestadas por grupos ultras y Vox, tras la brutal agresión a un anciano. El agresor, inmigrante ilegal, con antecedentes, detenido y lejos de ser expulsado del país, en apenas quince días es puesto en libertad.

Se puede argumentar que existen garantías judiciales y que los procedimientos siguen sus trámites, pero para la gente humilde y sencilla se trasmite un mensaje de inseguridad, de impunidad y que nuestro sistema es más laxo con los inmigrantes y que se tolera la reincidencia.

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La historia enseña que acumular estos episodios es como almacenar dinamita y que, en cualquier momento, basta con una chispa para que se provoquen estallidos de xenofobia y revueltas sociales. Que no se quiera ver y negar esa posibilidad por prejuicio ideológico —como hace el gobierno—, no reduce el riesgo, ni desmonta el hartazgo social, sino que lo agrava.

El marino razona:

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—En este statu quo de los partidos político, en apariencia, cada uno juega su rol y alimentan su estrategia, pero este poliedro es más complicado de lo que parece y el paso del tiempo puede complicarlo y agravarlo. Basta mirar a nuestro alrededor para ver la situación en algunos países.

Por un lado, el gobierno, PSOE y Sumar, para atacar a la oposición utiliza la etiqueta de xenófobos y fascistas para desacreditar cualquier discrepancia, mientras evita reconocer que la única solución pasa por reformar la ley, acortar plazos, endurecer penas para los delitos cometidos, garantizar su pleno cumplimiento y, en el caso de extranjeros, facilitar expulsiones inmediatas en caso de reincidencia.

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Medidas que Pedro Sánchez y sus aliados no aceptan, porque esto romperían su discurso buenista y los acercarían, en gran parte, a postulados de la oposición.

Vox, por su parte, en su rol tradicional y como ariete antiinmigración ilegal, cruza líneas peligrosas y hace razonamientos que se alejan de la realidad, errando el diagnóstico, recuerdan a Confucio, con aquello de: «cuando el sabio señala la luna el necio mira al dedo», porque los ataques furibundos contra todos te diferencian, pero también te alejan de la búsqueda de soluciones.

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Las encuestas y los sondeos demoscópicos señalan su crecimiento, especialmente entre los votantes más jóvenes, pero eso no es permanente, porque la crispación y posiciones extremas no son la solución, generalmente, al contrario.

Que Vox no olvide que, en los últimos años, se ha asistido a carreras meteóricas de algunas marcas electorales —como Podemos, Ciudadanos o UPyD— que parecían llamadas a dar el «sorpasso» para diluyéndose como un azucarillo. El oportunismo o propuestas excéntricas puede que, en un momento, den réditos, pero a largo plazo sólo aporta confrontación y desapego a la clase política, aunque seguro que, sus asesores saben más que este marino.

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La joven profesora introduce un elemento controvertible:

—El debate migratorio es muy poliédrico y hay elementos que se están obviando, porque más allá de qué hacer con quienes delinquen, como es tener una política migratoria para decidir qué tipo de inmigración se necesita para conseguir esa modernización y transformar el modelo productivo que se suponía que deberían haber impulsado los fondos comunitarios Next Generation y con ello generar más puestos de trabajo con mayor especialización y mejor remunerados.

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Tras la disolución de la URSS y la entrada en la UE, muchos polacos y rumanos llegaron a España. Hoy han regresado a casa muchos de ellos.

Los datos ayudan a pensar y reflexionar. Entre 2010-2025, Polonia su población ha descendido ligeramente - 0,32 % y ha aumentado por más de cuatro su renta per cápita en (+ 460 %); en el caso de Rumanía, el descenso de su población es de un -15,73 % y multiplicado por diez su renta per cápita (+ 1022 %).

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En ese mismo periodo, España ha incrementado su población en un + 5,86 % y su renta per cápita sólo en un + 40 %. Posiblemente esto explica por qué ellos retornan, mientras nosotros seguimos perdiendo capital humano y captando empleo de baja calidad.

El marino, provocador, se pregunta:

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—¿Estamos en el rumbo correcto o acumulando lastre?

El buenismo es remar sin rumbo y la demografía no basta. Como advirtió Séneca: «No hay viento favorable para el que no sabe dónde va».

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Mientras disfrutan de la placidez del mar.