Opinión

Falcon: Lujo de altos vuelos

Aixa Almagro | Sábado 23 de agosto de 2025

Ay, si mi abuelo levantara la cabeza y leyera esto, me diría con esa sorna que solo él tenía: "¡Niña, eso es más caro que un piso en Mojácar en pleno agosto!". Y no le faltaría razón. Porque de verdad, ¿quién se puede permitir el lujo de alquilar un avión privado como si fuera un patinete en la Rambla?

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Mientras yo hago malabares para cuadrar las cuentas y poder invitar a mis padres a un espeto en la playa de Costacabana, hay gente que suelta 10.000 euros a la hora. ¡A la hora! ¿Qué se puede hacer con 10.000 euros? Te compras una moto, te das la vuelta al mundo de mochilero, o te compras el billete de ida y vuelta para mis padres a Las Vegas. Por esa cifra mi madre podría ir a un desfile de alta costura, y mi padre al Casino, que le flipa.

Y ya cuando veo que hay un modelo que cuesta 22.000 euros la hora, es que me da la risa floja. Me imagino a mi abuela, con su pañuelo en la cabeza y sus manos en la cadera, diciendo: "¡Hija, eso es más que lo que vale el campo del Tío Pipo, y eso que está sembrado de tomates de los buenos!". Y mi abuelo le respondería: "mujer, que un Falcon no es para sembrar tomates".

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Pero en fin, cada uno con sus cosas. A mí me basta con mi patinete para ir a la playa, mi cervecita fresca y un buen plato de gambas rojas. Que por muchos miles de euros que cueste un avión, no creo que haya un solo chef a bordo que cocine un buen gurullos con conejo como mi abuela. Y eso, amigos, no tiene precio.