Opinión

Deberes de verano para adultos

Aixa Almagro | Lunes 25 de agosto de 2025

Seamos sinceros, el verano siempre ha sido sinónimo de libertad, de no tener que pensar en nada más que en si la sandía está dulce o si la crema solar es la adecuada para que no te pongas como un cangrejo del Cabo de Gata. Pero, de repente, la vida nos da un giro y los adultos hemos decidido que las vacaciones son el momento ideal para... ¡hacer deberes! ¿De verdad?

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Me lo cuenta mi prima Encarni, que trabaja en una papelería de por la Plaza de las Velas, y dice que este año los cuadernos de verano para adultos se venden como los caramelos de la tía Pepi en la romería de la Virgen del Mar. Que si cuadernos para colorear mandalas, que si de sudokus de alta dificultad, que si de recetas de cocina para aprender a hacer "gourmet" y dejar de comer solo ensaladas de tomate de La Cañada...

Dice mi madre que esto es la señal de que los mayores estamos más perdidos que un pulpo en un garaje. Ella, que se pasa la vida haciendo punto de cruz y cuidando sus macetas de geranios, me dice que el secreto de unas buenas vacaciones es no hacer nada. Que el cerebro también necesita descansar de tanta actividad, de tanto WhatsApp y de tanto estrés. Y no le falta razón, oye.

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Yo la verdad es que no me imagino a mi padre, que solo hace cuentas cuando le toca pagar la cerveza en el bar, sentándose a hacer un pasatiempos. Me lo imagino más bien echando una siesta después de un buen plato de migas y esperando la hora de irse a pescar en la playa del Zapillo. Y, sinceramente, es la imagen de felicidad que asocio con el verano.

A ver, no me malinterpretéis. Que cada uno haga con su tiempo lo que quiera. Pero, ¿no es un poco contradictorio buscar desconectar haciendo cosas que, en esencia, nos recuerdan al colegio y a la obligación? El verano es para disfrutar, para pasear por el Paseo Marítimo sin rumbo fijo, para reírse con los amigos y para que el estrés se vaya por el desagüe. Los cuadernos, para la vuelta al cole. Y si no, ya me diréis.