Opinión

La máquina del tiempo roquetera

Aixa Almagro | Domingo 17 de agosto de 2025

Quien me conozca sabe que soy de las que se apunta a un bombardeo y, si es en Almería, mejor que mejor. Mi abuelo siempre me dice que me parezco a la cabra de la Legión, que lo mismo estoy en El Cabo que me subo a la Alcazaba. Y es que me encanta nuestra provincia, su gente, sus fiestas y, sobre todo, cómo somos capaces de reinventarnos.

[publicidad:866]

Este fin de semana, por ejemplo, Roquetas se ha puesto su mejor armadura para celebrar su Mercado Medieval. Y no es un mercadillo cualquiera. Es una auténtica máquina del tiempo plantada a los pies del Castillo de Santa Ana. Yo fui el viernes por la noche con mi amiga Sara y su hermana pequeña, y de verdad, ¡aluciné!

¿Te imaginas caminar entre caballeros, malabaristas y artesanos? Pues eso es lo que te encuentras. Pasamos por puestos de mil cosas: joyas, inciensos, juguetes de madera... ¡Hasta había uno de mi pueblo, de La Cañada! El olor a incienso se mezclaba con el de la comida, y la música de las gaitas te hacía sentir en otra época. No pude resistirme a comprarle un pergamino con su nombre a la pequeña de Sara, ¡estaba loca de contenta!

[publicidad:866]

El alcalde, Gabriel Amat, dice que el mercado ya es una cita fija, y no me extraña. Es de esos eventos que te hacen sentir orgulloso de donde vives. Combina historia, ocio y un ambiente que te atrapa. Además, es un planazo para toda la familia, desde los más pequeños que se pintan la cara o hacen talleres, hasta los que, como yo, nos quedamos embobadas viendo a los acróbatas aéreos o el espectáculo de fuego.

Este tipo de iniciativas demuestran que en Almería no solo tenemos sol y playa (que me encantan, ojo), sino que sabemos cuidar nuestro patrimonio y usarlo para generar alegría y movimiento en nuestros pueblos. Que si nos ponemos, somos capaces de convertir un castillo en un portal al pasado. Y eso, amigos, no tiene precio.

[publicidad:866]

Y vosotros, ¿habéis ido? Contadme qué os pareció en los comentarios. O, si no, id volando porque el domingo es el último día. ¡A vivir el Medievo!