Opinión

Cortafuegos achicharrado

Rafael M. Martos | Martes 19 de agosto de 2025

El estío es un tiempo de treguas. Unas deseadas y otras forzadas. Aquí en Almería, que conocemos de sobra lo que es el calor extremo, hemos vivido con la angustia de otros años, pero este agosto, por fortuna, el fuego nos ha respetado. No ha sido así en otros puntos de España, donde la desesperación ha calcinado la esperanza y la tierra. Y, en medio de esta tragedia, la política ha vuelto a mostrar su cara más volátil, esa que exige defender lo indefendible para, una semana después, justificar lo contrario.

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El panorama, para los defensores de Pedro Sánchez, ha sido de todo menos cómodo. Cuando los primeros incendios descontrolados hacían estragos, la postura oficial era clara: el presidente estaba de vacaciones y no tenía por qué acudir a las zonas afectadas. "Su presencia entorpecería a los equipos", argumentaban. "El Gobierno central solo actúa si lo pide la Comunidad Autónoma", insistían. Y la guinda: "La UME ya está allí, es suficiente". Un auténtico cortafuegos de palabras diseñado para justificar su ausencia.

Pero Sánchez, en su tónica habitual, ha demostrado de nuevo que las reglas solo están para romperse, y para dejar en evidencia a quienes actúan como portavoces o guardia pretoriana. Ha hecho exactamente lo que todos éstos decían que no hacía porque no debía hacerlo. De pronto, la visita a las zonas arrasadas se ha convertido en una necesidad ineludible. De repente, la coordinación con las Comunidades Autónomas, antes vista como una intromisión innecesaria, se ha transformado en un encuentro multilateral urgente. Y la UME, que ya era suficiente, ahora necesita refuerzo.

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Y ahora, ¿qué? Aquellos que construyeron un relato para defender al presidente de la crítica de la inacción, se ven obligados a demoler su propia obra para justificar la nueva postura. Tienen que pasar de decir "está bien que no vaya" a defender que "es necesario que vaya". De "no hay necesidad de reunirse" a "era urgente convocar a los presidentes".

Este cambio de guion deja a sus defensores en una posición de máximo riesgo... como siempre, porque quienes cuestionaban que acabaría dando indultos, amnistía, pactaría con Podemos, con Bildu... eran tachados de lo peor por no creer al presidente, porque "Sánchez nunca lo haría", y esos mismos tuvieron que tragarse sus palabras porque Sánchez lo hizo. No habría cupo catalán ¿lo recuerdan? Pues cuando lo haya, a ver qué dicen, aunque igual les salva la campana del adelanto electoral (la legislatura es hasta el final, repiten porque lo dice el presidente... hasta que diga lo contrario, y siempre acertará).

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Para algunos la verdad de hoy puede ser la mentira de mañana, o viceversa. No es fácil mantener la credibilidad cuando el líder al que se apoya cambia de parecer de forma tan sistemática. Tarde o temprano, el humo se disipa, las palabras se las lleva el viento, y lo único que queda es la evidencia de una incoherencia que, una vez más, demuestra que la política de gestos a menudo vence a la coherencia de los hechos.