Opinión

Sesenta veces

Juan Torrijos Arribas | Miércoles 20 de agosto de 2025

En las primeras páginas de la llamada prensa nacional de papel no lo he visto publicado, cuestión esta por desgracia que ya no me extraña, han tenido que ser de nuevo las redes las que me han traído la imagen y las palabras sobre un hecho ocurrido en Badalona en estos días, y que ha hecho estallar al alcalde del municipio. La policía urbana detiene a un delincuente, y al día siguiente le llega la información al despacho de alcaldía de que el detenido en cuestión ya está de nuevo en las calles del municipio, que ha sido puesto en libertad, vaya. No es la cuestión de la puesta en libertad del maleante lo que enfada al presidente del consistorio, es que con esa se cumplen sesenta, lo han leído bien, sesenta (60) las veces que el hombre ha sido detenido por hurto, y otras fechorías en el pueblo, y las mismas que ha sido puesta en libertad por el juez de las puñetas. Sesenta veces, no se ha equivocado, lo ha leído usted bien, suena a cachondeo, a tomadura de caballera, a noticia falsa. Pero si veía usted el rostro de ese alcalde, lo menos que había en él eran ganas de tomarles el pelo a sus vecinos, que a fin y al cabo son las víctimas que reciben las caricias de semejante caballero.

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El delincuente detenido ayer ya está en la calle. Si vuelve a delinquir, ¿qué deben hacer los miembros de la policía urbana de Badalona o los mozos? Se preguntaba el alcalde badalonés con cara de pocos amigos. Somos conscientes de que si eso se produce será la sesenta y una vez en que se le detiene y se le vuelve a poner en la calle por parte del juez, si, el de las puñetas en la toga. Parece un juego en la que unos roban, otros detienen y los últimos en la cadena de la justicia los pone de nuevo en libertad. Y vuelta la burra al torno. Se le notaba algo más que enfadado al hombre mientras contaba la historia y no es para menos.

La experiencia se ha vivido también en esta tierra nuestra, pero aquí hemos llegado a contabilizar unas veinte (20) veces, nunca llegamos a las sesenta (60) del chorizo que hacía de las suyas en tierras catalanas. La única explicación que nos cabe es que la justicia está ciega de verdad, que el juez no sabe, no ve, nadie le dice las veces que ha sido detenido y para él es la primera vez que llega a su juzgado. Si no es eso, si los jueces son conscientes de que ese delincuente lleva entrando y saliendo del juzgado sesenta (60) veces ¿qué tendríamos que pensar de ellos? Y una pregunta, ¿deberían tener los ciudadanos la potestad para denunciar a los jueces que dejan libres a esos reincidentes delincuentes? Sesenta veces (60) nos parecen muchas, señoría, con puñetas o sin ellas.