Opinión

Otra tradición de la Feria

Rafael M. Martos | Jueves 28 de agosto de 2025

Podría decirse que una tradición no es más que una innovación a la que se le han ido las prisas. Y en esta nuestra bendita tierra, tan dada a las costumbres arraigadas, hemos visto cómo el tiempo ha convertido las ideas más peregrinas en algo tan nuestro como un plato de pimientos asaos con aceite de Tabernas, ese tan exquisito que hacía Rafael Úbeda. Pero hay una nueva "tradición" que, si me lo permiten, se antoja más amarga bajo el sol de agosto: el pleno de la subida de impuestos en mitad de la Feria de Almería.

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El día que media ciudad tiene la cabeza en el Real y el corazón en el plato de jamón, el Ayuntamiento ha decidido colgar el cartel de "pleno extraordinario". Y, para qué nos vamos a engañar, no ha sido para debatir sobre cómo mejorar el alumbrado de la Feria, sino para aprobar una subida de la tasa de basura. El gesto, que ha contado con la oposición en contra, se ha materializado en un nuevo recibo único de 132 euros. No es una subida cualquiera; se trata de una medida que, según el propio consistorio, busca compensar las penalizaciones de la Unión Europea. La justificación técnica podrá ser impecable, pero el momento, el momento es de una originalidad que roza el sarcasmo.

El concejal responsable del Área de Sostenibilidad, Antonio Urdiales, ha defendido la medida alegando que se contrarrestará con bajadas en otros impuestos, como el IBI o el de vehículos, e incluso bonificaciones para los que domicilien los pagos. Argumentos que la oposición, por supuesto, no se ha tragado, tildando de "brutal" subida. Es la eterna disputa política, lo de siempre. Pero el telón de fondo no es el salón de plenos, es la portada de la Feria. Y ahí es donde la jugada se vuelve curiosamente estratégica.

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Los almerienses estamos en lo nuestro. Olemos a plancha, a cerveza, a vino de la tierra, y a esa inconfundible mezcla de sudores y colonias que inunda las casetas. Nos hemos dejado el año entero trabajando para poder disfrutar de estos días. Y de repente, en mitad de la fiesta, nos llega la noticia: hay que soltar más "leuros". Un tasazo, como dirían algunos, camuflado entre farolillos y flamenquito.

Y claro, ahora la "tradición" se ha consumado un año más. El pleno en Feria, la subida de impuestos, la oposición con la munición cargada para el resto de la semana. Los medios de comunicación, que estos días tienen a la Feria como principal protagonista, van a tener un tema de conversación extra: preguntar a unos y a otros sobre el recibo de la basura. Y así, entre volantes y trajes de faralaes, se cuela un tema que podría haberse esperado una semana.

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Quizás la intención era pasar desapercibidos, que la resaca de la fiesta diluyese la mala noticia. El tiempo lo dirá, pero la sospecha de que esto ha sido una cortina de humo para que la medida no se note demasiado es tan grande como la noria de la Feria. Para la próxima vez, quizá sería mejor esperar a septiembre. Ya con la vuelta al cole y la cuesta de final de verano, una subida de impuestos sería solo una mala noticia más, una gota más en el vaso de los gastos habituales. Pero hacerlo en Feria... eso es jugar con las tradiciones. Y aunque una tradición sea solo una innovación con prisas, en este caso, la prisa por subir los impuestos se ha quedado sin gracia, sin música y sin cacharricos que la valga.

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