El Juzgado de lo Penal número 6 de Almería ha dictado una sentencia de tres años de cárcel para tres repartidores de comida rápida, hallados culpables de agredir y atropellar con una motocicleta a un vecino de la capital. El incidente, ocurrido en abril de 2022, se desencadenó cuando la víctima se quejó por el ruido que provocaban los trabajadores en la puerta de un restaurante.
La condena aplica la agravante de abuso de superioridad, ya que el tribunal consideró que el ataque conjunto de los tres acusados dejó a la víctima sin posibilidad de defenderse. El tribunal también ha prohibido a los agresores acercarse o comunicarse con el afectado a una distancia menor de 500 metros.
Los hechos se remontan al 14 de abril de 2022, cerca de la 13:30 horas, en un establecimiento de comida tex-mex en la calle Calzada de Castro. El vecino, molesto por el ruido, bajó de su domicilio para pedir a los repartidores que bajaran el tono.
De acuerdo con la resolución judicial, uno de los acusados arrojó a la víctima al suelo y comenzó a propinarle puñetazos. Un segundo repartidor se sumó al ataque, atropellando intencionadamente al agredido con una moto de la empresa, mientras que un tercer implicado golpeó a la víctima en la cabeza mientras otro de los agresores lo sujetaba del cuello. La magistrada destacó la "connivencia" con la que actuaron los atacantes.
La sentencia subraya que el testimonio de la víctima, defendido por el abogado Juan Padilla, fue respaldado por los informes médicos que documentaron las lesiones, a diferencia de la versión de los agresores, que intentaron desvincularse de los hechos pese a la existencia de un video que fue presentado durante el juicio.
El hombre sufrió lesiones severas, incluyendo fracturas y la implantación parcial de un hueso en el ojo izquierdo. Permaneció hospitalizado durante once días y tardó 240 días en recuperarse físicamente. El afectado presenta cicatrices permanentes y secuelas psicológicas que justifican una indemnización superior a los 64.270 euros, que cubre tanto los daños físicos como morales.
El restaurante, que empleaba a los agresores, ha sido declarado responsable civil subsidiario. Esto significa que si los condenados no abonan la indemnización, la empresa deberá asumir el pago. El dueño del local estuvo presente en el momento de la agresión, pero no intervino para detenerla.