Opinión

La visita de Illa

Juan Torrijos Arribas | Lunes 15 de septiembre de 2025

Corría el dos mil dieciocho y Salvador Illa, aquel alto y flaco ministro de sanidad que nos tuvo encerrados a todos los españoles durante días y días, que compró mascarillas más caras que el jamón de cinco jotas, que nos daba unos sermones desde la tele que ni el obispo de Roma, que acaba de decirnos a los españoles no nacidos en Cataluña, ni en el País Vasco, que la financiación singular (noten ustedes lo de singular, no es invento mío, es lo que han querido y nos venden tanto los partidos secesionistas catalanes, con todos sus delincuentes dentro), no es un privilegio, que con esta financiación singular, reitero lo de singular, ganamos todos los españoles. Este señor que ponía verde a Quim Torra por ir a entrevistarse con el del mocho, acaba de saludar al delincuente que Pedro quiere amnistiar.

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No es que sean tontos, que Illa y cía no lo son, lo que piensan es que somos nosotros el resto de los ciudadanos de este país (dejando a un lado a los vascos, evidentemente) los cipotes y de la vela, a los que se les puede y encima se dejan tomar el pelo, cosa que viene ocurriendo desde hace muchos años. La suerte que han tenido es que siempre se encontraron con gobierno débiles, como es el caso del actual de Pedro el misivas de amor, el marido de Begoña, y que, por tal de mantenerse en el poder, ha sido capaz de trocear España e ir dándosela a los catalanes y vascos cada vez que necesita sus votos, y como la cuestión actual pinta mal para Sánchez con el delincuente del mocho, han mandado a Illa a negociar.

No es el catalán Salvador Illa el malo de esta historia, ni tonto de capirote por dejar caer el discurso que más le interesa a su gobierno catalán. La singularidad no es un privilegio, mantiene que ganamos todos. El malo tiene nombre y esta tan enamorado como aquel Calixto famoso. Y si hay algunos tontos, y los hay vale Dios, son esos miles de seguidores de Pedro que se creen lo de que ganamos todos que nos vende el presidente catalán (el mismo que durante unos meses nos mantuvo encarcelados en nuestras viviendas, encierro que la justicia demostró en su día que fue ilegal), y que están convencidos de que la singularidad catalana es beneficiosa para todos los ciudadanos de España. Para ellos es evidente, y en una embajada catalana que encima pagamos todos los españoles, han jugado una nueva partida en la que solo ganan ellos.

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Esa singularidad nos convierte en ciudadanos de primera y de segunda categoría. Diría más, nos convierte en siervos de un estado en el que mandan los separatistas catalanes y vascos mientras tengamos a un presidente enamorado, el amor lo está dejando en los huesos, como Pedro Sánchez, y unos seguidores fanatizados, sectarios hasta el infinito y que no son capaces de ver lo que el cupo catalán puede hacerle al resto de los ingresos de las comunidades autónomas. Si esa singularidad supone mayor dinero para Cataluña, como así es, la nuestra, Andalucía, y el resto de las existentes recibirán menos dinero para sus presupuestos, con problemas en sanidad, educación y otros gastos diarios, pero nos la venden como una quita de deuda de las comunidades. ¿Y después? La candidata del Psoe para Andalucía defendiendo esa singularidad o asimetría, palabreja que estuvieron usando durante algunos como panacea a vender al resto del país. No parece que la reunión entre el delincuente y el flaco haya tenido un final feliz. No se les ha notado orgasmo alguno en la cara.