Opinión

Moreno teme a la unión de Andalucía

Rafael Sanmartín | Lunes 15 de septiembre de 2025

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Como todos los políticos, no es “mérito” propio. Porque quienes no se conocen tienen muy difícil unirse. Dicho de otra forma: si permitimos que los andaluces se conozcan, entablen contactos, intercambien opiniones y experiencias, dialoguen, tenemos muchas posibilidades de que se unan. Y los andaluces unidos pueden constituir una fuerza peligrosa para los planes del centralismo. Para el proyecto ya antiguo de mantenerla desindustrializada, de destruir sus recursos naturales para enriquecimiento de capitales exteriores y para, a pesar de todo, simular que lo hacemos “por el bien de Andalucía”. Para ocultarles quienes son, cuáles son sus derechos, cuál es su historia, cuál es su cultura. Cuáles son sus poderes. Es “mejor”, mediante la ignominia, mantenerlos en la ignorancia.

A quienes piensan así ¿Cómo va a importarles cuidar la enseñanza y centrarse en la pública, más económica, si su interés está, precisamente, en proporcionar negocio al capital, y si es extraño a Andalucía, mejor. Y si es andaluz, al menos que sea adicto a sus planes. Siempre será mejor —para ellos— una escuela privada que una pública. Siempre considerarán mejor un andaluz centralista, seguidor de Ayuso y sus marionetas que un andaluz preocupado por los problemas de Andalucía. Y, si encima es capaz de buscar soluciones, más “negativo” aún.

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Por eso Moreno, como hasta hace unos años le ocurrió a Chaves —siguen la misma escuela— teme a la unidad de los andaluces. Aunque no sea de izquierda, no hace falta, basta con que sea unión. Ya tuvieron la experiencia de dividir atacando a la fibra más sensible, cuando promovieron la “fobia” a Sevilla. Pero han tenido la “mala suerte”, el contratiempo inesperado de que esa corriente haya disminuido y esté prácticamente olvidada. Esa ha sido la desilusión, el trauma, ver deshecha su tan bien hilvanada trama.

Y ahora ¿qué? Porque algo habrá que hacer.

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Aunque la inventiva positiva y la imaginación no son su fuerte, la maquinación y la tergiversación, sí. Y como impedir, o cuando menos dificultar la comunicación entre los andaluces, es realmente fácil, “pongásemoslo difícil”. Los empresarios malagueños vienen pidiendo hace algo más de cuarenta años, es posible que ya hasta hayan tenido que desistir, una comunicación directa Málaga-Sevilla por el Guadalhorce y Morón de la Frontera. Que además daría vida a una población industrial importante, alejada de los itinerarios principales.

Ya sabemos por qué no la han hecho los anteriores ni quieren hacerla los actuales.

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Como se trata de impedir la comunicación entre los andaluces, los corredores del Mediterráneo y del Atlántico no se acometen. Y menos aún su enlace. Que eso ya sería “el despiporre”. Ni se acomete el ferrocarril Jerez-Algeciras. (Que se conformen con lo que tienen). Por eso se envenena y se condena a muerte al Guadalquivir, y de camino se contaminan el arrozal, Doñana y los cultivos del Condado de Niebla, pues cuando eso ocurra esperan haber salida de la Junta. Pero de momento se beneficia a empresas extranjeras, algo “muy necesario”. Ni se recupera el proyecto de unir Málaga y Sevilla directamente en tren de velocidad alta (no hace falta que fuera un AVE), para evitar el riesgo de unir y facilitar la comunicación y con ella la cooperación de las dos ciudades más grandes e industriales de Andalucía. Y, claro, tampoco se mejora la comunicación con Granada y Almería, que se conformen como Sevilla con el “By pass” (si llega), que facilitar las comunicaciones internas, da miedo, como ya hemos visto. Es mejor que el trayecto Granada-Madrid, o Huelva-Madrid, o Almería-Madrid, (y para qué hablar de Jaén) sea más “corto” que el de las ciudades andaluzas entre ellas.

Al menos, ya que se ha descubierto su no-programa, lo procedente sería que los andaluces tengamos claro cuál debe ser nuestra respuesta. ¿Se ha entendido?