Opinión

El 'Bullying' 2.0

Aixa Almagro | Viernes 10 de octubre de 2025

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¡Buenos días, Almería! O debería decir, ¡buenas y conectadas mañanas! Porque, admitámoslo, vivimos pegados a la pantalla como las lapas a las rocas de Cabo de Gata. Pero si en mi tierra el mar siempre vuelve, para el tema que me trae hoy... ¡ay, amigas!, no hay marea que lo pare: el acoso escolar.

El bullying de mi generación, la de los 2000, ese que me contaba mi abuela Sole (la que hace la mejor fritá de Almería) que era el que ella veía, el de antes, era terrible, sí, pero al menos quedaba encerrado tras las verjas del colegio. Cuando sonaba el timbre, la pesadilla, en teoría, se metía en un cajón hasta el día siguiente. Como si la luz de la mañana, de camino al IES, lo espantara.

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Pero eso... eso está obsoleto.

Cuando el Recreo Dura 24 Horas

Ahora, mis primos más jóvenes, los que ya nacieron con un smartphone bajo el brazo, me cuentan que la cosa no va así. Con la irrupción de las nuevas tecnologías, el patio se ha expandido hasta el infinito, y el acoso se ha vuelto permanente. Se ha metido en el bolsillo, en el chat de clase, en las fotos... y ya no entiende de horarios lectivos. Es el 'Bullying 2.0' o, como me gusta llamarlo, la versión mejorada para mal de la crueldad.

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Estamos inmersos en un mundo virtual donde un insulto, una foto humillante o un rumor se propagan a la velocidad de la luz (¡más rápido que la noticia de que va a llover en Roquetas!). Y aquí viene lo más preocupante: los acosadores, que siempre han sido "ingeniosos" para el mal, han encontrado en la Inteligencia Artificial una nueva y peligrosísima aliada.

La IA y el Derribo de Barreras

¿Recordáis esa foto de vacaciones, esa que subisteis con toda la ilusión del mundo? Pues ahora, gracias a la IA, la pueden manipular para ridiculizar, para humillar o para crear una realidad que nunca existió. Han derribado barreras nunca antes pensadas. Ya no solo se meten contigo por lo que haces o dices, sino por lo que parece que has hecho gracias a un algoritmo maligno. Es como si hubieran pasado de tirar piedrecitas en el recreo a lanzar misiles digitales. ¡La desproporción es brutal!

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Y claro, ante esta embestida digital sin precedentes, la víctima se queda sin refugio. Antes, al menos, estaba la casa, la familia, ese santuario. Ahora, el maltrato te persigue hasta debajo de las sábanas, hasta el último rincón de la privacidad. No hay botón de off ni modo avión que valga.

La tecnología no es mala, jamás. Es una herramienta fantástica. Yo no podría estar escribiendo esto para noticiasdealmeria.com sin ella. Pero tenemos que ser mucho más listos y rápidos que los que la usan para herir. Padres, profesores, instituciones... y, sobre todo, nosotros, los jóvenes y los que estamos cerca. Debemos crear una muralla digital de apoyo y educación. Hay que enseñar a mis primos, a mis sobrinos, a ser ciber-héroes, no ciber-villanos.

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Porque si Almería es la tierra del Sol, la luz debe llegar a todos los rincones, también a los oscuros chats y a los perfiles anónimos. ¡Que brille la empatía digital! ¿O no?