Almería

Constanza Pérez Haro: "No importa el género, importa la credibilidad y contar historias"

La corresponsal en Ucrania relata su "incertidumbre" e "inexperiencia" a los 30 años en los actos del Premio Colombine de la Asociación de la Prensa en Almería

Rafael M. Martos | Miércoles 22 de octubre de 2025

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La joven periodista almeriense Constanza Pérez Haro compartió su testimonio como corresponsal de guerra en Ucrania durante los actos de entrega del XIII Premio Colombine de Periodismo, que otorga la Asociación de la Prensa con el patrocinio de la Fundación Unicaja y Cosentino. La profesional de la provincia, quien ha trabajado en diversas facetas del periodismo, centró su intervención en la importancia de la vocación, la credibilidad en la información y la vigencia del legado de la también almeriense Carmen de Burgos, a quien se rinde homenaje con este galardón.

Pérez Haro relató que la primera vez que entró a Ucrania lo hizo con 30 años, lo que conllevó "la incertidumbre, el miedo, incluso la inexperiencia". La periodista reconoció que "no era habitual ver a un soldado con metralleta entrar al supermercado, por ejemplo". En este contexto, la corresponsal se sintió identificada con Carmen de Burgos, destacando que la pionera almeriense es "una gran persona que seguir" en "esta forma de abrir camino a otras mujeres".

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Al hilo de esta reflexión, Pérez Haro mencionó que actualmente "solo entre el 30 y el 35% de mujeres somos las que estamos cubriendo este tipo de conflictos actuales", refiriéndose además de Ucrania, a otros escenarios bélicos como Siria o Gaza. No obstante, hizo un firme llamamiento a la irrelevancia del género en esta profesión, al afirmar que "al final creo que no importa el género aquí, lo que importa es la credibilidad, importa el corazón y el alma con el que se informe y con el que se cuenten las historias".

Sobre las posibles diferencias en el trabajo en el frente entre compañeros y compañeras, la corresponsal almeriense reconoció que se puede imaginar "cómo se sintió Carmen de Burgos en ese momento en el que no había muchas mujeres", ya que sus compañeros eran hombres, tanto los periodistas como "cuando iba a trabajar a las trincheras con los batallones". Pérez Haro admitió que, quizás en algún momento, se pudo sentir "un poco, no sé si la palabra correcta es excluida, cuando primero le enseñaban los drones que construyen ellos a mis compañeros". A esto contrapuso que en el proceso encontró "compañeros soldados que querían sobreproteger, porque quizás le recordabas a una hija que hacía meses que no la veía ni que estaba en Polonia". Sin embargo, la periodista reiteró su postura, señalando: "reitero, aquí al final no importa el género, importa la credibilidad, importan los datos, importa contar historias", y añadió que es fundamental que "la gente vea que esto no termina, que no nos deshumanicemos, porque es muy importante la labor que hacemos los periodistas, la labor que hacemos los corresponsales, da igual, sean mujeres u hombres".

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En relación a cómo gestiona su familia su vocación, Pérez Haro indicó que sus allegados "saben que es tu vocación, te apoyan, obviamente un poco con miedo, esperándote cuando llegas a casa, pero al final es nuestra vocación y es lo que nos gusta, es el propósito y el sentido que da a nuestra profesión, al periodismo, el seguir contando historias, así que lo valoran".

La corresponsal almeriense, que ha realizado trabajos de radio y prensa y, más recientemente, de televisión, subrayó que lo más destacable de su currículum ha sido "más televisión y esta parte de la corresponsalía", pero insistió en que "al final el periodismo es el periodismo, y contar, el investigar, el llegar hasta la verdad es lo que nos mueve a todos".

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En un aspecto crucial de la profesión en zonas de conflicto, Pérez Haro denunció la falta de respeto a los profesionales: "No se respeta, vamos, te lo puedo contar perfectamente". La periodista recordó un episodio en la ciudad de Bagmut, en el Donbass: "me acuerdo perfectamente con llevar el chaleco, antibalas, perfectamente identificado con prensa, casco blanco, y cuando nos vieron que nos asomábamos a un puente que habían destruido el ejército ucraniano empezaron los francotiradores a dispararnos". Lamentó que han "muerto muchísimos compañeros periodistas, han muerto voluntarios, que no ha importado que llevaran esos cascos blancos, que llevaran esa identificación de prensa o de voluntariado, que los han asesinado igual, y por eso también es más importante que sigamos informando desde las trincheras".

Como recuerdo palpable de su experiencia, la joven almeriense mostró una bala "que me regaló un soldado, precisamente un soldado que hoy voy a, en esta parte voy a contar un poco la historia, también cómo me salvó la vida, porque iba a entrar a una ciudad en la que ya estaba el ejército ruso, que era una trampa mortal y me convenció de que no entrara, y bueno, entre esta bala también me regaló un cuchillo de él, y hoy la he querido traer aquí también pues como modo de recordar a esta persona y de recordar su historia".

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