Estoy de acuerdo en que el congreso de los diputados sea el de todos. ¿También el de los asesinos de Eta? Escuchar a la que ponía la diana a través de un diario los nombres de vascos-españoles, para que fueran asesinados por sus amigos, camaradas y criminales de Eta, me produjo la sensación de que hemos perdido la humanidad más elemental de una sociedad. Que se le permita a esta señora, sierva de los asesinos, hijos del Pnv y monaguillos de la iglesia vasca, dar lecciones en el congreso de todos los españoles de democracia y de futuro, cuando ellos han asesinado a más de ochocientos cincuenta españoles, entre ellos un buen número de niños, de los que parecen no se acuerdan los que gimen, y me parece bien que lo hagan, cuando se trata de los de Gaza, pero cuando estos niños son de los nuestros y asesinados por Eta.
Es como si a una parte de la sociedad española, la que se siente sanchista y presume de ello, hubiera decidido que los asesinatos de Eta eran legítimos, que matar con una bomba a un niño, si es Eta, está justificado. No hace mucho le oímos al presidente del gobierno lamentar el fallecimiento de un etarra, por lo que no nos puede sorprender que, a esta amiga, compañera y camarada de asesinos y terroristas, el sanchismo, que necesita sus votos para que Pedro siga mandando en la Moncloa, le permita, con la mayor de las desvergüenzas del mundo, venir dando lecciones de presente y de futuro, de democracia y de convivencia. Ella, y ellos, que hicieron a la convivencia en el país vasco pasar por el aro de las balas y de las bombas. Ella, que ponía la diana sobre la nuca de un ciudadano, para que sus camaradas apretaran el gatillo y desparramaran sobre la acera la sangre y los sesos de ese ciudadano, cuyo único mal era no estar de acuerdo con sus ideas.
Suenan amargamente, saben a bilis de otros tiempos que algunos creíamos, estúpidos de nosotros, superados. La prensa nos ha contado estos días las conversaciones llevadas a cabo entre Eta y Zapatero, las compras de voluntades, el dinero que ha circulado en medio, las negociaciones que llevaron a que el Psoe asumiera como un grupo de liberación a Eta, y como hombre de bien y de paz a Otegui. El del bigote, un tal Aznar, no lo olviden, también habló de grupo de liberación. Por qué será que, a los políticos, es la impresión que nos ofrecen, no les importan los muertos, siempre que no sean los de su familia, y a veces ni esos, si de lo que se trata es de mantener el poder.
No creo que se le pueda llamar el congreso de España o de los españoles con el personal que anda sentado en los escaños, cuesta trabajo, produce una gran tristeza y una vergüenza, creer en el país que tenemos, cuando una camarada de los asesinos de Eta se dedica a dar lecciones de democracia y convivencia desde ese recinto.