El vehículo de Campos, un Volkswagen Passat de color blanco, resultó ser un elemento crucial en la reconstrucción policial de las horas posteriores a su desaparición. El historiador salió de casa de su madre en Berja el sábado 27 de septiembre a las 21:06 horas, pero su cuerpo no fue localizado hasta el domingo 28 en la calle Mirasol, en el barrio ejidense de San Agustín. Durante ese tiempo, más de 24 horas de angustia e incertidumbre, sus allegados lo buscaron intensamente, incluso en Granada.
Lo que revela la investigación es que el cuerpo sin vida permaneció en el maletero al menos durante doce horas, un periodo en el que el presunto autor condujo el coche por varios puntos de El Ejido. Existe un lapso de tiempo no cubierto desde que Campos abandonó Berja hasta las 03:56 horas del domingo. A esa hora, las cámaras graban por primera vez el Passat en San Agustín, pero la persona al volante no era la víctima, quien vestía una camisa azul, sino un hombre con camisa blanca. A partir de ese momento, el sumario documenta con precisión el errático y singular recorrido realizado por este individuo, de inicial H., por la comarca del Poniente.
Tras la primera captación de las cámaras en San Agustín, el vehículo regresó al mismo barrio después de las 07:40 de la mañana. Sin embargo, el periplo continuó, ya que a las 11:05 horas, otra cámara lo registró en un barrio distinto de El Ejido, Las Norias. Este extraño deambular culminó con un nuevo regreso a San Agustín, en concreto a la calle Mirasol a las 11:44 horas. Curiosamente, el único individuo arrestado por el caso vivía muy cerca, a unos 200 metros, del lugar donde se halló el cadáver, y fue detenido allí mismo, en casa de su padre, el 1 de octubre por la Guardia Civil.
El registro de las cámaras muestra una parada fugaz en la calle Mirasol a las 11:44 horas, cuando el conductor se baja del coche y se marcha. Minutos después, a las 12:05 horas, retornó al vehículo, permaneciendo en su interior durante 32 minutos, para volver a marcharse conduciendo a las 12:37 horas. El seguimiento del vehículo se interrumpe hasta las 15:00 horas, cuando el presunto responsable regresa definitivamente a la calle Mirasol y, un minuto más tarde, abandona el Passat blanco de la víctima. El sumario indica que, a lo largo de esas casi doce horas de idas y venidas entre diferentes puntos de El Ejido, el cuerpo de Antonio Campos siempre estuvo maniatado en el maletero.
La investigación en torno al asesinato confirma la existencia de una relación previa entre el fallecido y el único individuo detenido, cuya inicial es H.
Fue en esa residencia de la barriada ejidense donde se produjo el único momento de confesión del joven, arrestado el miércoles 1 de octubre. Ante los investigadores de la Guardia Civil, el hombre pronunció las únicas palabras que lo inculpan: "He sido yo". Tras esta breve declaración, se acogió a su derecho a no declarar, tanto ante la Policía como ante el Juzgado de Instrucción Número 3 de El Ejido, que ordenó su ingreso en prisión provisional comunicada y sin fianza en El Acebuche. En esa misma vivienda, a la que había llegado seis meses antes desde la provincia de Burgos, huyendo de una denuncia por violencia de género, se encontró la camisa blanca que presuntamente vestía la noche de los hechos, aunque el sumario no precisa si contenía pruebas incriminatorias.
El trabajo de Campos en el Ayuntamiento de El Ejido, centrado en el área de inmigración y padrones, no parece ser el nexo de unión, inclinándose la investigación hacia una posible relación personal. Esta hipótesis cobra fuerza al conocerse el intercambio de llamadas y que Antonio Campos tenía perfiles en aplicaciones de citas, aunque no se ha podido confirmar si el individuo de inicial H. también estaba registrado en ellas, por lo que el origen del conocimiento mutuo aún no está claro.
Por otro lado, la Fiscalía mantiene la duda sobre si el detenido actuó en solitario, ya que Campos era un hombre alto y corpulento, y resulta complido pensar que una sola persona pudiese golpearle en la cabeza hasta la muerte para luego maniatarlo e introducir el cadáver en el maletero. E