Opinión

Cuatro verdades sobre los presupuestos de la capital

Rafael M. Martos | Jueves 06 de noviembre de 2025

El Pleno del 5 de noviembre en el Ayuntamiento de Almería fue un mero trámite para aprobar las cuentas de 2026, un presupuesto que, con sus cerca de 300 millones de euros, es el más cuantioso que ha visto la provincia. Fue, tambien, un singular ejercicio de esgrima política donde un único documento contable generó cuatro relatos completamente distintos sobre la realidad de la capital. El equipo de gobierno del Partido Popular, liderado por la alcaldesa María del Mar Vázquez Agüero, defendió su visión con cifras. La oposición, sin embargo, pulverizó esa imagen con críticas diversas.

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La concejala de Economía, Innovación y Contratación, Vanesa Lara de la Cruz, comenzó con un discurso previsiblemente técnico. Fiel a su estilo, el análisis se centró en la precisión del dato y la justificación del número, con escasas pinceladas políticas más allá de alguna pulla dirigida a las bancadas de enfrente. Su intervención, enfocada en la frialdad de la cifra, sirvió para ceder el testigo a la alcaldesa Vázquez, quien aportó la visión más política y esperanzadora, dibujando los grandes proyectos que, según ella, transformarán Almería.

Frente a esta defensa, la oposición desgranó sus argumentos con distintos niveles de eficacia y enfoque. Por una parte, el portavoz de Podemos-IU-Verdes Con Almería, Alejandro José Lorenzo López, optó por un registro discursivo que en ocasiones pareció ajeno a la política municipal. Sus acusaciones de "neoliberalismo" o "capitalismo salvaje" resultan tan estruendosas y generalistas que, a fuerza de exagerar, pierden gran parte de su peso argumental. Si la crítica hubiera sido más contenida y menos demagógica, podría haber calado mejor en la percepción de los ciudadanos, pero la hipérbole ideológica lo sitúa fuera de la realidad de las aceras almerienses.

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Mientras tanto, el discurso del portavoz de VOX, Juan Francisco Rojas Fernández, fue uno de los más trabajados de la jornada. El concejal demostró una notable pericia técnica, ofreciendo un buen análisis de las comparativas entre el presupuesto que se cierra y el que se proyecta. Su intervención fue un acierto al señalar las carencias concretas y las "grandes promesas incumplidas" en la ciudad, aportando rigor contable a la crítica política.

Por su parte, la portavoz del Grupo Municipal Socialista, Fátima Herrera Amate, centró su análisis en una clave más electoralista, pero no en un sentido negativo. Herrera hizo una disección del presupuesto con la intención clara de dibujar una ciudad alternativa. Su objetivo fue doble: mezclar la crítica a la gestión del actual equipo de gobierno con un mensaje de esperanza y cambio para la capital. Si bien criticar desde la oposición es un rol inherente a su función, y más después de tanto tiempo en ella, su propuesta buscó un tono de alternativa que no pasó inadvertido. La clave de este análisis fue asegurar que era un presupuesto "de retirada".

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Lo cierto es que, pese al choque de visiones, existe una realidad palpable. La alcaldesa Vázquez tiene razón al señalar que, aunque los retrasos han sido criticados —como en el caso de la obra del Paseo de Almería—, las infraestructuras se están moviendo. Por primera vez, el proyecto de Puerto-Ciudad parece avanzar con firmeza, y esos proyectos se reflejan en las cuentas, y salvo algún imprevisto (como ya los ha habido) en gran medida es ejecutable lo comprometido. Sin embargo, la oposición no miente al recordar el reverso amargo: la subida de tasas e impuestos que ha pesado sobre la provincia. Aunque se anuncien ligeras reducciones para 2026 en el IBI o el IVTM, estas ni de lejos compensan la presión fiscal anterior.

El debate de los Presupuestos de Almería 2026 deja la sensación de que es difícil no encontrar un punto de acuerdo con cada uno de los intervinientes. Quedan proyectos en la cartera que nunca se materializan, como la soñada "Ciudad de la Cultura" o ¡del Cine! o el parque temático que se prometió, y persisten las quejas por el estado de colegios y parques. Al mismo tiempo, se reconocen los avances en grandes obras. El presupuesto es, en esencia, un fiel reflejo de una ciudad que avanza, sí, pero que arrastra muchas tareas pendientes y que mira con recelo el aumento de sus gastos corrientes. Es un documento que pide a los almerienses creer en la promesa de futuro, pero con el bolsillo menos holgado.