En la madrugada del 10 de noviembre, alrededor de las 05:15 horas, una patrulla de la Guardia Civil que se encontraba de servicio en la localidad de Matagorda, perteneciente al término municipal de El Ejido en Almería, tuvo que intervenir en un auxilio sanitario de urgencia. La actuación se produjo tras ser alertados de que un varón se encontraba gravemente herido dentro de su domicilio. El Centro de Mando y Coordinación de la Comandancia de la Guardia Civil de Almería, a través del 062, fue quien dio el aviso a la patrulla Territorial de la Compañía de El Ejido, informando de la gravedad de la situación en la vivienda de Matagorda. Al llegar al lugar, los agentes observaron restos de sangre en abundancia por el suelo y localizaron al hombre, de 30 años, en la cocina, visiblemente nervioso y pidiendo ayuda mientras manifestaba que estaba perdiendo una gran cantidad de sangre.
Tras acercarse al varón, los guardias civiles comprobaron que este presentaba una profunda herida en el antebrazo, con un trozo de cristal incrustado y una hemorragia activa y severa. De inmediato, mientras el personal de la Guardia Civil solicitaba asistencia sanitaria urgente, improvisaron un torniquete de emergencia con la finalidad de detener la pérdida masiva de sangre, utilizando para ello camisetas limpias y un cinturón. Durante el tiempo de espera hasta la llegada de los servicios de emergencia, el herido llegó a perder el conocimiento en varias ocasiones. Por este motivo, los agentes iniciaron la preparación para una evacuación inmediata, comenzando a trasladar al herido al exterior de la vivienda justo cuando la ambulancia hacía acto de presencia en el lugar. Los guardias civiles informaron al personal sanitario de las asistencias que habían realizado. Los sanitarios comunicaron a los agentes que su rápida y eficaz actuación fue decisiva para evitar que el varón auxiliado se desangrara, confirmando que se evitó una hemorragia fatal. Finalmente, el varón fue trasladado al hospital para recibir tratamiento especializado debido tanto a la profundidad de la herida como a la presencia del cristal incrustado en su antebrazo.