Si sumamos los millones por los que presumía el pasado martes el presidente de la Junta, Moreno Bonilla, y que se han invertido en nuestra provincia en cuestión tan importante como es la agricultura y el agua, no se entiende que en Almería nos estemos quejando todos los días de nuestros excelsos políticos. Hombres de luz ellos, y que se entregan todos los días en la defensa de los intereses de nuestra tierra, en el reparto de subvenciones, cierto que no salen de sus bolsillos, sino de los contribuyentes, pero que ellos las entregan con generosidad y con un apretón de manos cariñoso y lleno de compromiso. Y, para cerrar el viaje nos anunciaba el presidente que para el año que viene serán muchos más los millones que vienen recogidos en los presupuestos del 2026 para la agricultura de esta tierra, tan necesaria para Andalucía. Un día de estos le damos la vuelta. Pero sigamos con el agua y la visita, que más bien parecía un inicio de campaña electoral.
Ante el ímprobo trabajo de estos hombres de luz y de bien, da la impresión de que empezamos a parecernos a los catalanes, a la hora de hacernos las víctimas. Y no es en este caso por parte de los políticos, que ellos, ahí están las fotos y las declaraciones del presidente en su última visita a nuestra provincia, están cumpliendo, y muy bien por cierto según ellos, con las necesidades de los regantes y de los agricultores almerienses. Agua para doce pueblos, agua para más de ciento cincuenta mil almas sedientas almerienses. Abría el grifo el presidente y ahí estaba ella, potable, juguetona, corriendo alegremente hasta las tuberías, grifos y alcachofas de esos miles de almerienses que hasta la llegada del este día no sabíamos cómo y con qué se estaban lavando los vecinos. Pero es evidente que potable no debía ser, vino el presidente a inaugurar la potabilizadora.
Habrá que pensar entonces que los quejicas, los que se hacen las víctimas, tras las palabras y los millones entregados por los gestores políticos, son los mencionados como agricultores y regantes del campo almeriense. Han aprendido de los sindicatos y de las ongs, y saben que al político lo que hay que pedirle es dinero, subvenciones, que eso lo tiene manos llenas cuando hace falta, y sobre todo si se acercan unas elecciones para seguir mangoneando con el poder.
Supongo que a partir de hoy no volveremos a leer problema alguno con el agua en Almería, vino Juanma Moreno, abrió el grifo, y todo solucionado. Imagino, es una suposición, ya veremos si resulta, que la empresa Galasa, la joya de la corona de Diputación y más de un dolor de cabeza para Javier Aureliano, ya puede cerrar tras la venida del presidente de la Junta de Sevilla y dar agua potable a doce pueblos y ciento cincuenta mil almerienses, con lo que un problema menos por el que batallar, ¿verdad, Javier? Almería gana peso en el Pp andaluz, nos dijo tras venir del congreso del Pp en Sevilla. ¿Y tú, Javier?