Opinión

Adiós al 2025

(Foto: Cibeles AI).
Juan Torrijos Arribas | Miércoles 31 de diciembre de 2025

Si analizamos el año que está a punto de decirnos adiós desde la óptica personal y familiar, el 2025 no ha sido un mal año. Se ha viajado, Silvia y los Rivas nos han llevado a conocer otras tierras y otras gentes, nos han enseñado formas distintas de entretener la vida, que en el fondo es lo que todos deseamos: Entretener lo mejor posible los días que pasamos por este viejo y mal cuidado mundo.

Las enfermedades, que las hubo, terminaron bien, el paso por hospitales, duro como siempre, pero al final se olvidan los ratos allí vividos, y solo queda el recuerdo de Sofía y el cariño que ponía en su trabajo.

No nos tocaron las voces de los niños cantores de San Ildefonso, que tan cerca las tenemos, pero hemos aparcado esa esperanza para el día cinco de enero. La familia bien, algunos amigos se nos han ido, es la edad, la rutina de la vida, la inexorable y única verdad a la que nos enfrentamos cada mañana al despertar, que ese puede llegar a ser el último, y que si lo vivimos no deja de ser un regalo que nos hace la madre naturaleza. ¿Y Dios? Pues si quieren así lo podemos ver.

¿Es egoísmo pedir que nos esperen durante mucho tiempo, todo el que sea posible y más? Debe serlo, cuando ellos ya no están con nosotros. Hace unos días le decíamos adiós a una gran mujer. No verá el nacimiento del 26, y todos dijimos: Mercedes, espéranos mucho tiempo.

En el apartado de la escritura otra novela va a aparecer uno de estos días. “Muerte en el ferry”, que así se llama, ha entretenido las horas de este jubilao durante algunos meses. A veces pienso que estaría mejor echando alguna partida de dominó, que, comiéndome el coco con historias de asesinos, delincuentes y amores, o jugando al mus, y hasta tomando una jarrilla de tinto con los amigos. En las partidas de dominó no me quieren, dicen que no sé jugar, en el mus me encanta hacer trampas, que ni me acerque, y en cuanto a la jarrilla, a estos años siempre aparece un galeno con la historia de que hay que dejar el alcohol. Y uno va y lo deja. No del todo, pero lo recorta en lo que puede.

¿Qué le queda a uno? Escribir los diarios artículos en la red, espero que los políticos me dejen continuar al lado de ustedes, los lectores, y seguir contando historias que rellenen páginas de novelas con el único deseo de entretener, solo busco eso, hacerles vivir cierta emoción durante unas horas, el tiempo de leer las trescientas y pico páginas de la historia. Si nos acercamos a lo que nos espera en el que nace en unas horas, comprobamos que no va a cambiar demasiado en mucho de lo ha sido el que se despide. Y, aun así, hacemos votos por un año mejor, y gritamos cuando las campanadas dan las cero horas del nuevo: Feliz año nuevo. Pues eso, Feliz año, y que sea para bien, y con el egoísmo que en ocasiones así todos llevamos dentro, que el próximo nos coja también por estos lares, aunque tengamos que seguir aguantando las medias verdades de los políticos, las mentiras o sus cambios de opinión. Son mentirosos porque son políticos, son políticos porque son mentirosos.

Almería debe ser la rehostia, en el año que hoy acaba ha recibido más inversiones de Pedro Sánchez que en toda su historia, nos asegura el señor Martín. Lo dicho, somos la rehostia. Vale, José María, lo somos, pero no llega el Ave en el que nace mañana con la de veces que nos lo has prometido. Pero José María Martín no deja de ser eso, un político…