Anabel Lobo | Miércoles 23 de abril de 2014
“Mata a un hombre y serás un asesino, mata a un millón y serás un héroe”- la célebre frase, atribuida en diversas formas a Jean Rostand, tiene una aplicación directa para el recientemente fallecido Mijail Kalashnikov, diseñador del célebre fusil A-47, que lleva su apellido. Aunque cuando escuchamos la frase a todos nos viene a la cabeza el nombre de algún emperador, o incluso de algún dictador de bigote fino, y pensamos en muerte y dolor, cada “héroe” se lleva su premio, su estrella de la fama que comprende todo tipo de honor y reconocimiento en vida.
Kalashnikov, procedente del Ejercito Rojo soviético, consiguió durante su larga vida, y mientras se realizaban masacres con su mejor arma, el Premio Estatal de la URSS y la Orden de la Estrella Roja; le convirtieron en Héroe de la Labor Socialista y de la Federación Rusa, consiguió el premio Lenin, y fue condecorado con la Orden de San Andrés, la del Mérito del Padre a la Patria y la de la Bandera Roja al Trabajo. Era un “héroe”, y como tal se le trataba.
El A-47 no puede encasquillarse, resiste cualquier tipo de climatología, y su único inconveniente es que provoca un chasquido importante al cargarse. El chasquido que avisa al contrincante de la muerte, el último sonido que han escuchado millones de personas, adultos y niños antes de morir en las Guerras de Vietnam y de Corea, y el que siguen escuchando guerrilleros y narcotraficantes de todo el mundo.
Dicen que el diseñador de armas ruso no cobró por el arma más de lo que le correspondía por sus servicios al Ejercito. Se llevó a su tumba sus medallas, y la convicción de que había contribuido a hacer un mundo más libre. ¿La muerte que provocan las guerras nos hace libres?. Podríamos pasar horas hablando de esto. Podríamos mencionar también los famosos juegos teledirigidos de los americanos con los polémicos drones. Matan limpiamente. ¿Puede alguna vez la muerte ser limpia?. ¿Hay algo más sucio que un dron?.
Nuestro país fue denunciado por la OCDE en 2005 porque era el país que más invertía en armamento atendiendo al Producto Interior Bruto, después de Estados Unidos. En nuestro presupuesto para 2014, la inversión presupuestada para Investigación y Desarrollo Militar, supera con creces a la de I +D civil. Si bien las dos han bajado, como consecuencia de la crisis.
Mientras tanto, otras partidas más importantes, como las que comprenden las subvenciones de los niños que sufren dolencias por enfermedades raras, son prácticamente inexistentes, y han paralizado investigaciones pioneras que a punto estaban de hacer que su vida fuera un poco menos cruel. Esto quiere decir que estos niños morirán sin que nadie les apunte con un A-47, en brazos de sus padres, sin esa ayuda que nunca llegó. No escucharán el chasquido antes de su muerte, porque lo están escuchando ahora.