Opinión

El empleo, la mejor política social

Carolina Latifa | Lunes 19 de mayo de 2014
Ningún partido político con aspiraciones reales de gobernar, independientemente de su filiación ideológica, deja sin atender la cuestión social. Sanidad, educación, igualdad, mayores, inmigración, dependencia, etc… son parcelas que conforman lo que se ha dado en llamar el estado del bienestar y de las que los gobiernos deben ocuparse y preocuparse.

Sin embargo, la perspectiva que está detrás de las políticas efectivas varía dependiendo de criterios específicos. Tenemos la obligación de aprender de nuestros errores y desarrollar políticas sociales centradas en la corresponsabilidad de personas, familias y empresas. El empleo juega, en este sentido, un papel fundamental porque no hay mejor política social que crear empleo. Tener un trabajo es la mayor garantía de integración social de las personas, de la igualdad de oportunidades y del sostenimiento del bienestar de las familias. Proveer de las mejores condiciones para que se incremente la actividad económica y empresarial, pues son las empresas al fin y al cabo las que generan empleo, es una obligación irrenunciable de todo gestor público.

El gobierno socialista de la sonrisa dejó sin empleo en España a 3,7 millones de personas, casi la mitad mujeres, lo que puso en riesgo nuestros servicios sociales y disparó la desigualdad hasta convertirnos en el segundo país con mayor tasa de pobreza de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), e incrementó en más de medio millón el número de niños en riesgo de pobreza, según el informe de ‘Save the Children’ de 2011.

Dos años y medio después, la situación ha cambiado y uno de cada dos empleos en Europa se crea en España, cada día se firman 6.000 contratos indefinidos y somos líderes en reducir el desempleo por encima de Italia o Alemania, lo que está conteniendo la pobreza y minorando la exclusión social.

La realidad nos demuestra que las políticas sociales se deben basar en la creación de empleo para sostener el sistema que, de otra manera, entraría en quiebra tarde o temprano. Y el objetivo de todo responsable público tiene que ser que nadie se quede “en la cuneta”, que cada español tenga la oportunidad de desplegar sus potencialidades y convivir en el espacio común de participación, seguridad, solidaridad y prosperidad que nos ofrece España y Europa. Pero hay que hacerlo con cabeza porque la verdadera política social no consiste en gastar más de lo que uno ingresa, sino en gestionar mejor lo que tenemos.