Opinión

El bolsillo del contribuyente

Carolina Latifa | Martes 10 de junio de 2014

 

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Decía Albert Einstein que lo más difícil de comprender en el mundo es el impuesto sobre la renta. Y no le faltaba razón porque entender el mundo de los impuestos puede resultar a veces tarea complicada. Sabemos que hay que tributar si queremos tener buenos servicios, mejores carreteras o instalaciones deportivas pero, al mismo tiempo, a nadie le gusta hacerlo…, y menos en tiempos de necesidad. Esta semana, el alcalde de Almería, Luis Rogelio, ha anunciado algo que no suele ser muy habitual: la bajada del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), la contribución de toda la vida, entre un 1 y un 15 por ciento, lo que supondrá un ahorro para las familias almerienses de 4,7 millones de euros. La oposición socialista, la misma que calló cuando el ex presidente Zapatero incrementó estratosféricamente la ponencia de valores en 2007, lo que provocó la subida desmesurada del valor catastral de las viviendas cuando la crisis económica estaba en pleno apogeo, ha tachado la medida de electoralista. Yo diría más bien que es fruto del trabajo bien hecho. Se ha sembrado bien en tiempos complicados y ahora toca recoger los frutos. Frente a los que solo saben gastar, gastar y gastar hay otra manera de hacer política basada en el sentido común: no gastar más de lo que se ingresa, como haría cualquier padre o madre de familia. Este descenso del IBI es posible porque Almería es una ciudad con las cuentas saneadas, lo que nos ha permitido acogernos, junto a Toledo, a la posibilidad ofrecida por el Gobierno de España de bajar los valores catastrales para adecuarlos a los valores de mercado actuales, lo que repercutirá en tributos como los de transmisiones, sucesiones y donaciones, patrimonio, plusvalía, declaración de la renta e IBI. Además, en las próximas semanas el Ayuntamiento va a proceder a devolver de oficio a los afectados, mediante compensación con el recibo del IBI 2014, el exceso cobrado por el error de la Dirección General del Catastro. Otros cinco millones de euros. En total, 9,7 millones de euros más en los bolsillos de los almerienses, que van a ayudar a dinamizar la economía local y a mantener y crear empleo, que es la principal preocupación de todos. Gracias a esta ‘cultura de la anticipación’, el Ayuntamiento de Almería es hoy una institución solvente, que paga a sus trabajadores y a sus proveedores e invierte en la ciudad. Esto, se ponga como se ponga la oposición, es gestión. Los fuegos de artificio, para otros.