Las comuniones en Almería. Sí, esas fiestas llenas de nervios, nervios y más nervios, donde los peques se visten de marineritos o princesitas, y los padres se convierten en auténticos organizadores de eventos. Pero, ¡sorpresa! En 2027, todo esto podría cambiar drásticamente.
Resulta que el Obispado ha decidido que a partir de ese año, los niños y niñas tendrán que esperar hasta los diez años para hacer la comunión. Y no solo eso, sino que también deberán pasar tres años enteros de catequesis. Así que ya pueden ir haciendo cuentas: si ahora mismo hay peques preparándose para su gran día, ¡en 2027 no habrá ni una sola comunión en Almería! ¿Se imaginan la cara de sorpresa de esos padres que ya tienen todo planeado? Yo me lo imagino como la mía cuando mi madre me dijo que no había más tarta después del cumpleaños. Un drama.
Y es que aquí en nuestra querida Almería, las comuniones son casi un rito de paso. Recuerdo cuando mi primo hizo la suya hace unos años; fue un evento monumental. La familia entera se reunió en un restaurante del centro (de esos donde el sol brilla tanto que parece que estás comiendo en una sartén) y la comida no paraba de llegar a la mesa. ¡Qué banquete! Entre risas, anécdotas y algún que otro baile improvisado, aquella celebración se convirtió en uno de esos recuerdos imborrables.
Ahora imaginen a todos esos negocios especializados en comuniones –los trajes, las decoraciones, las tartas personalizadas– mirando al futuro con miedo e incertidumbre. Ya he hablado con algunos amigos del sector; están aterrados. “¿Qué vamos a hacer el año próximo?”, me decía una amiga que tiene una tienda de trajes en El Ejido. “Este decreto nos deja sin trabajo durante un año entero”. Y es verdad, porque aunque parezca increíble, detrás de cada vestido blanco hay una historia familiar esperando ser contada.
La pregunta es: ¿realmente necesitamos este cambio? No soy quien para cuestionar las decisiones del Obispado (aunque me gustaría tener esa valentía), pero creo que muchos padres y madres ven estas celebraciones como momentos importantes para sus hijos. No se trata solo de un sacramento; es una fiesta familiar donde se celebra el crecimiento y la unión.
Así que aquí estamos, contando los días hacia un 2027 incierto. Las tiendas especializadas temen por su futuro y nosotros nos preguntamos qué pasará con nuestras tradiciones almerienses tan arraigadas. Quizás sea hora de replantearnos cómo vivimos estos momentos o incluso buscar nuevas formas de celebrar sin perder lo esencial.
En fin, espero que esta reflexión les haga pensar sobre lo importante que son nuestras tradiciones y cómo podemos adaptarlas sin perder su esencia. Porque al final del día, lo que realmente importa son los recuerdos y las risas compartidas alrededor de una mesa llena de amor… ¡y buena comida!
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