Si hay polémicas en las últimas semanas absurdas, una de ellas es la que se ha liado en el grupo municipal de Izquierda Unida en la capital a cuenta de la portavocía.
La verdad es que a cualquiera le parece razonable que si el actual portavoz, Rafael Esteban, no va a ser el candidato en las próximas elecciones municipales del mes de mayo, y sí lo será su compañera Amalia Román, sea ella quien se haga cargo de esa representatividad hasta ese momento, más que nada para que de cara al gran público sea el referente de la organización en la ciudad.
Así se entendió, por ejemplo, en el PSOE, cuando sin rechistar, el portavoz Juan Carlos Pérez Navas, perdió unas primarias ante su compañera Adriana Valverde, y sin aspavientos, dejó hasta el escaño de concejal para que ella liderara el grupo municipal hasta los comicios.
Es decir, que este tipo de situaciones no son nuevas, y sorprende que a quien lleva prácticamente toda la vida en la política activa y con cargos remunerados, le parezca inaceptable esta nueva situación, que le parezca un error, algo desastroso. Es más, Diego Cervantes dimitió año y medio antes de las elecciones municipales porque ya no iba a presentarse más, y eso dio entrada a un nuevo portavoz, precisamente a él, a Esteban.
No llegaré a sostener como dice Pablo Echenique de su compañero –o ex, no sé- Íñigo Errejón, que “de algo que tiene que vivir hasta mayo”, pero no encuentro razón para la actitud de Esteban, más allá de que entre ser portavoz de grupo y no serlo hay una diferencia de mil euros mensuales aproximadamente, y oiga, es un dinero. Y si a eso se le añade que quien dirige el grupo puede contratar y despedir a los asesores del mismo, pues que quieres, por ahí también duele.
Pero seguramente me equivoque y el enfado de Esteban nada tenga que ver con esto, y mi ignorancia sobre los intríngulis reglamentarios de IU y la estrategia política que cada bloque plantea, sea el motivo real, pero si es así, lo ha explicado fatal, y debería haber empeñado su esfuerzo en ello. Porque a estas alturas no se entiende qué de malo y terrible puede pasar a Izquierda Unida si él no se mantiene como portavoz hasta las elecciones.
Lo único que desde aquí, humildemente, pido a la nueva portavoz, Amalia Román, es que no intente destrozarnos las orejas y el cerebro con lo de “portavoza”. Lo que se “porta” es la “voz”, y voz es femenino, por lo que para indicar el género de quién “porta”, lo que ha de cambiarse es el artículo previo que, como bien se sabe, tiene como función “actualizar el sustantivo”. O empezar a decir “portovoz” para ellos y “portavoz” para ellas.
Ah, sí, otra cosa… y no me lo tome a mal la portavoz, por favor. Eso de los semáforos “igualitarios y no sexistas”… no acabo de verlo. ¿Se refiere a que en los iconos luminosos -además de o en sustitución de- aparezca un muñequito con falda para visibilizar a la mujer? ¿quiere eso decir que debemos identificar la falda con la mujer? ¿de verdad que eso no es más sexista que un elemento como el actual, absolutamente neutro…? ¿o en qué advierte que el icono es un macho alfa?
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