El catalán, el euskera y el gallego son lenguas que forman parte de la riqueza cultural y lingüística de España y de Europa. Son lenguas que tienen una larga historia, una amplia literatura y una gran vitalidad social gracias a los esfuerzos hechos por los gobiernos autonómicos en las últimas décadas. Son lenguas que merecen el respeto y el reconocimiento de todos los ciudadanos europeos, y también de las instituciones que los representan.
Por eso es razonable que el Gobierno español haya solicitado al Consejo de la Unión Europea que modifique el reglamento que regula el uso de las lenguas oficiales en la UE, para incluir el catalán, el euskera y el gallego como lenguas oficiales. Esta medida no supone ningún privilegio ni ninguna amenaza para nadie. Es cierto que se hace bajo la presión de la investidura, y de ahí las urgencias, pero eso no empaña el hecho de que pueda ser positivo ese reconocimiento,
El catalán, el euskera y el gallego son lenguas cooficiales en sus comunidades autónomas, junto con el castellano, según la Constitución y los estatutos de autonomía. Son lenguas que tienen derechos y deberes en el ámbito autonómico, y que también deberían tenerlos en el ámbito europeo. Son lenguas que hablan más de 10 millones de personas, que quieren poder comunicarse con las instituciones europeas en su propia lengua, como hacen los ciudadanos que hablan otras lenguas minoritarias o regionales que ya son oficiales en la UE, como el maltés, el irlandés o el luxemburgués.
No se trata de imponer nada a nadie, sino de garantizar la igualdad y la diversidad. No se trata de crear problemas, sino de resolverlos. No se trata de gastar más dinero, sino de invertirlo en un bien común. No se trata de dividir a Europa, sino de unirla más.
Por eso, espero que los Estados miembros de la UE apoyen la propuesta del Gobierno español y voten a favor de la oficialidad del catalán, el euskera y el gallego en la reunión del Consejo de Asuntos Generales del próximo martes. Sería una buena noticia para España, para Europa y para todos los ciudadanos que creemos en una Europa unida en la diversidad.