Las críticas de los dirigentes del Partido Popular al Gobierno de España en materia de agua resultan cuando menos curiosas, especialmente si tenemos en cuenta que nunca se dan por aludidas las administraciones en las que gobiernan, como es el caso de la Junta de Andalucía y la Diputación provincial, en todas y cada una de las cuestiones que son de su estricta competencia.
Mirar para otro lado, cuando en estos siete años de Moreno Bonilla al frente del Gobierno andaluz se han perdido por las redes de Galasa la friolera de 63 hectómetros cúbicos de agua, causa verdadero estupor.
De la misma manera, llama la atención que el presidente de la Diputación provincial de Almería no haya solicitado los 21 hectómetros cúbicos que Almería tiene disponibles en Murcia, según el informe de abril de la Comisión Central del Tajo-Segura. ¿Por qué no se dice nada de esto? ¿No merecemos los almerienses alguna aclaración en ambos casos, tanto por el agua que se está desperdiciando como por la que no se está reclamando y que es nuestra?
Lejos de ponerle solución a estas cuestiones, lo que ha hecho el Partido Popular ha sido endosarles el problema a 80.000 vecinos y vecinas del Levante y el Almanzora, a los que les ha subido un 30% de media su factura del agua. Esto tampoco ha merecido una explicación razonada por parte del presidente de la Diputación de Almería, que decidió que fuesen los contribuyentes quienes taparan los ‘agujeros’ de la empresa pública de abastecimiento de agua mediante el método del sablazo.
Frente a la inacción del PP, la hoja de ruta del Gobierno de España se materializa en una inversión histórica que alcanza los 588 millones de euros en Almería, de los que 238 millones se están destinando a modernizar los regadíos. Asimismo, las inversiones previstas para aumentar hasta en 70 hectómetros cúbicos más la producción de agua desalada en la provincia de Almería superan los 350 millones de euros.
El resumen de todo esto es que no se puede soplar y sorber a la vez, tal y como hace de manera reiterada el Partido Popular, y que hay que tener mucho cuajo para dar lecciones sobre agua, máxime cuando nadie -ni en la Diputación provincial ni en el Gobierno andaluz- mueve un solo dedo para ofrecer unas soluciones que tienen al alcance de su mano.
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