El coche está aparcado en una avenida de la ciudad, dentro dos personas están fumando, las ventanillas están abiertas y el humo que sale huele de una manera especial. Vuelvo la cabeza con disimulo. Son dos jóvenes, chica y chico, los que disfrutan de un porro. Me viene a la memoria las noticias sobre las medidas a tomar por el gobierno sobre fumar.
En este circo en el que se ha convertido España, con los delincuentes catalanes azotando los glúteos del presidente, y este los de millones de españoles, cada día que pasa este gobierno nos ofrece un número más de lo que estos políticos, disfrazados de payasos, y con el deseo de levantar las sonrisas en todo el mundo, son capaces de crear. Santa Mónica de los fumadores, médica y madre, nos viene asustando con la idea de no dejarnos fumar en las terrazas de los bares, a la hora de conducir nuestros coche, en las playas y en todo lugar donde esté cerca un niño. Quiere ello decir que, en su casa, si tienen hijos pequeños que viven con ustedes, no podrán fumar. Esta mujer. Pero…
En este circo de payasos que nos ha tocado en suerte, comandado por el cobarde que se escapó en un maletero de un coche, o aquel que fue condenado por la justicia por terrorismo, no se le ha ocurrido al payaso mayor mejor ocurrencia para que no falte la carcajada entre la gente, que permitir que, en su coche, si está aparcado, pueda usted hacer uso de las drogas, en cualquiera de las manifestaciones que se puedan usar según deseos e imaginación. Era lo que estaba haciendo aquellos dos jóvenes dentro de su coche, y en una avenida importante de nuestra ciudad.
Puede liarse un porrico, esnifar coca, pasar por el tiempo de la heroína, y lo último en llegar, el famoso fentanilo o el cristal azul. De este no he recibido información ni lo he probado. No estoy al día. Todo esto cúmulo de drogas está a la alcance de su mano, lo podrá hacer usted dentro de su vehículo, y la policía, o en su caso la Guardia Civil si es en zona rural, no le podrá detener ni multar. Nos quieren prohibir fumar hasta en las terrazas, en los parques si hay cerca infantes, pero en el coche, si está aparcado, puede dar usted libertad a todos sus instintos, que nada de lo que haga dentro del pequeño habitáculo va a estar perseguido por la policía. Puede tener usted la seguridad de que nadie le molestará si se está chutando usted, o en compañía de quien le dé la gana.
No es que seamos un país que se vaya, o se haya ido por el sumidero, es que tenemos unos políticos gobernando que de él han salido, que en él se regodean, y que en ellos se divierten como marranicos en un charco.